Tuesday, October 03, 2006

Las pizarras interactivas

Las mentes de los niños están cada día más veloces y dispuestas a absorber cuanto estímulo novedoso y cautivador active sus sentidos. Es por eso que en el último tiempo se emplean las nuevas tecnologías en usos educativos en las aulas de todo el mundo. Chile no es la excepción.
El Centro para el Desarrollo de Innovaciones en Educación, COMENIUS, de la Universidad de Santiago, desarrolla hace dos años junto a Enlaces del Ministerio de Educación, un proyecto para llevar pizarras interactivas multifuncionales a las salas de clases de diferentes establecimientos, entre ellos el Dunalastair de Las Condes y el Colegio Murialdo de la comuna de Recoleta.
Las pantallas se tocan con el dedo y funcionan. Copiar, pegar, dibujar, escribir, sumar, restar y todas las funciones que presta un computador tradicional son llevadas a una pizarra, que permite al profesor desarrollar clases más dinámicas y motivadoras para sus alumnos.
Los recursos son limitados. Sólo 16 millones para instalar el proyecto. COMENIUS maximiza ese dinero para expandir el proyecto, además de instalar y monitorear a los colegios participantes.
Gonzalo Villarreal es magíster en Ingenieria Informática y trabaja en el centro Comenius como encargado del proyecto Pizarras interactivas. Su pasión por la educación se nota. Vibra con la idea de instalar la mayor cantidad posible de pizarras en los colegios chilenos.
“Tener laboratorios de computación es espectacular, pero tener todas las funciones del PC en la sala de clases permite al profesor innovar, crear e integrar la tecnología activamente en las materias que los niños deben estudiar”, dice Villarreal.
Según el mismo Villarreal, la virtud de estas pizarras es que permiten al alumno “vivir” las materias que está estudiando. La interacción con los contenidos se transforma en un aprendizaje entretenido para los niños. “El alumno se siente más motivado a participar, incluso los más introvertidos quieren ir a la pizarra a tocar y manipular. Es aprender haciendo”, enfatiza Villarreal.

Tecnología de punta

En la actualidad, la mayoría de los proyectos funcionan con licitaciones y prestación de servicios por externos. Este proyecto no es la excepción. Cuando COMENIUS de la Universidad presentó el proyecto a Enlaces del Ministerio de Educación, buscó a LatinTelecom, que distribuye las pizarras interactivas en Chile, para solicitar sus servicios. En un comienzo, la empresa prestó su tecnología para dos salas de clases. El 2006, han facilitado 21 pizarras durante el año, con la oferta de venderla a mitad de precio al colegio que se interese luego de haber pasado el periodo de prueba.
El precio bordea el de un computador tradicional. Alrededor de 1 millón de pesos cuesta tener una de las “maravillas” en la sala de clase.
El gerente de desarrollo y tecnología de LatinTelecom, Peter Krisam Rodefeldt, destaca la sencillez de las pizarras: “El uso de la pizarra es prácticamente intuitiva, posee excelente material de ayuda y guía. El usuario se deslumbra con las capacidades y fácil utilización”, explica.
Las pantallas-pizarras, traen incorporados 4 lápices para trabajar: Rojo, verde, negro y azul. Posee más de 6 mil 500 imágenes, animaciones flash, audio y videos; en diversos temas para apoyar la generación de clases, por ejemplo para matemáticas, física, geografía, ciencias, entre otras. El conocimiento computacional tampoco es una limitante, porque opera con los sistemas operativos más tradicionales: Windows, Macintosh y Linux.
El encargado del proyecto Pizarras interactivas, Gonzalo Villarreal, destaca que el manipular la pizarra es vital, al mismo tiempo que con todo el despliegue de posibilidades el profesor puede armonizar su clase según las características propias de los educandos. “Para temas como matemáticas, el tener mayores recursos y herramientas apoya enormemente la parte visual y a crear contenidos mucho más explícitos, que motivan a los alumnos”, dice.

“Tu mano es el mouse”

Entre los alumnos del Colegio Murialdo, la llegada de una pizarra interactiva causó conmoción. Todos anhelan tener clases en el salón en que fue instalada, pero sólo un curso fue seleccionado. La profesora de matemáticas, Mónica Illanes, explica que usarán la pizarra con uno de los tres 4° básicos que hay en el establecimiento. “El curso que tendrá su clase de matemáticas con la pizarra es el curso experimental, así compararemos cómo funciona el implementar este tipo de tecnologías. Eso sí, los niños ya están fascinados”, establece.
Mónica comparte su experiencia con sus colegas. Cuenta que los otros profesores ahora piden tiempo para usar la pizarra en otras clases. La han empleado para ciencias, inglés, e incluso educación física durante los días de preemergencia ambiental.
Las clases de matemáticas a cuarto básico en el Colegio Murialdo –y también en los otros que participan del proyecto- son mucho más entretenidas. Los alumnos opinan, participan y se motivan. Sin embargo, las “tareas para la casa” y las guías aún existen. Según explica Mónica Illanes, la idea no es finalizar con el método tradicional, sino cambiar las estrategias en que se entregan los contenidos.
La capacitación de los profesores encargados de clases con utilización de pizarras interactivas estuvo también a cargo de Comenius. Primero, con cursos de computación, y ahora con la pantalla. “Comenius nos evalúa constantemente para ver los avances, al mismo tiempo nos da soporte y apoyo en el uso de la herramienta”, cuenta Illanes. El proyecto del Centro para el Desarrollo de la Innovación en Educación de la Universidad de Santiago es pionero en Chile. Continuarán los esfuerzos por difundir la idea bajo la premisa de que más profesores se capaciten. Nuevamente Mónica Illanes comenta: “Es entretenido y sencillo. Todos los profesores pueden aprender, sólo hay que imaginar que la mano se transformó en un mouse”.

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