Sunday, May 14, 2006

¿Por qué es importante la ética?

Ensayo
¿Por qué es importante la ética para la vida humana?

(por completar)

Por Paula Bustamante, Claudia Cáceres, Fernando Olmos y Rodolfo Wirth.

El presente es un ensayo sobre cómo la ética ayuda a la convivencia social y a mantener un relativo estado de bienestar y comunión con los demás individuos. Para comenzar, se debe tener un cierto acercamiento a qué es la ética. Una definición neutral diría que es aquella rama de la filosofía que se preocupa de los fundamentos de lo considerado como bueno, adecuado o correcto según la moral. Se le puede definir también como el conocimiento sobre una eficiente gestión de la libertad. La ética pasa a ser de esta manera una ciencia al servicio de la filosofía que tiene como objeto de estudio la conducta moral del individuo y marca patrones para diferenciar el bien y el mal en relación a valores universales.
En este ensayo sobre ética y su importancia abarcaremos tres dimensiones en que afecta su presencia. Nos referimos a lo social, económico, psicológico y político.
Para Lawrence Thomas, profesor de la Universidad de Pittsburg y experto en temas relacionados a la ética y la moral, surge una pregunta en que liga los conceptos antes mencionados de ética y moral, para su injerencia en el factor psicológico: ¿Existe un desarrollo ético y moral, al igual que un desarrollo psicológico? Su pregunta surge por los innumerables estudios sobre la naturaleza de la ética misma. Los seres humanos en general pasan por etapas de desarrollo moral, y de comprensión de la ética social en que se desenvuelven, en concordancia con su desarrollo psicológico. El interés de Lawrence Thomas radica en comprobar que estas etapas de comprensión del entorno ético y moral son similares para todos, de modo de comprobar que el desarrollo de la moralidad y de ética no es algo puramente subjetivo o por causales culturales.
En muchas culturas, el ámbito de la comprensión del entorno, la forma en que se relaciona el humano con él y qué se piensa, está modelado por un poderoso sistema de valores, de castigo o costumbre, pero que modifica incluso el pensamiento a tal nivel, bloqueando el desarrollo de habilidades del pensar propio. Sin duda, el ámbito psicológico es de importancia en relación a la ética. Es el punto de partida, entendiendo a cada individuo como poseedor de patrón ético-moral y, constituyente de una sociedad que también lo es. Las éticas ajenas, o la totalidad sumatoria de muchas otras éticas personales; mueven también a las emociones y a las comprensiones personales del mundo en un camino que puede ser mejor, más eficiente, organizado e incluso de bienestar y relativa paz, si se lo conduce con una ética basada en valores consagrados, firmes, estables y rebosantes de aquel concepto principal, que veíamos en el primer párrafo, sobre comportamiento del individuo en el camino de diferenciar el bien y el mal en relación a valores universales.
Lo psicológico, se vincula de manera concreta con lo cultural y social. Es por eso la importancia de la correcta relación entre seres humanos, desde la cual se deriva la ética.
En el sentido de lo social debemos concentrarnos en la importancia que tiene el “elegir” para los seres humanos. La disyuntiva que se genera en las elecciones que los hombres deben hacer frecuentemente durante su vida cotidiana, genera el deseo de libertad. Si las elecciones individuales fuesen muy diversas, podríamos caer en un “desorden social” y, lo más probable es que sin ciertas normas, los “más fuertes aplasten a los más débiles”.
Es por esto que la ética posee importancia para el orden social. La sociedad en que vivimos nos dicta normas de conducta que son acatadas por los seres humanos desde la infancia, pues ya forman parte de su núcleo familiar y/o de su establecimiento educacional. Aquí surge la comprensión de lo “bueno” y lo “malo” en base a códigos de conducta mutuamente acordados.
La ética añade valores en las personas (como “justo”, “honrado”, “fiel”) que se agregan al conjunto de reglas de acción social. Así, para que a un individuo le vaya bien, debe acatar los códigos y generar una dialéctica entre individuo y sociedad.
Según J. Piaget, la moralidad se desarrolla paralelamente a la inteligencia y progresa de la heteronimia a la autonomía moral, dividiéndose en tres etapas: desde el comienzo, los niños aceptan las reglas de los adultos como órdenes irrebatibles, acatando una actitud de respeto unilateral. Luego, al relacionarse con sus pares, los niños comprenden que existe un respeto mutuo, que supone reciprocidad y la noción de igualdad entre todos. Las reglas de los juegos son asumidas como “convenciones” producto de un acuerdo, donde surgen los sentimientos de honestidad y de justicia. Aquí las normas se respetan por solidaridad y para una correcta mantención del orden del grupo. Por último, la moral es convertida en autónoma durante la adolescencia, donde se crea un propio código de conducta y no se mira a todos por igual (“El criterio moral en el niño”, 1932).
La ética social consta únicamente de normas generales que requieren de una justificación racional y son vividas colectiva e individualmente. Sin embargo, hay códigos que varían entre sociedades, creencias u otros factores personales. La ética nos lleva a hacer una reflexión crítica acerca de los hechos y conductas que tenemos diariamente y crea una base para relacionarnos en medio de una cultural globalizada.
Para que la ética pueda ser legitimada entre los seres humanos como código de conducta, debe haber un acuerdo político válido, al cual denominamos ley………… sigue la Claudia

Economía y ética (parte Rodo)….

La ética llevada a la economía, puede resultar extraña o incluso contradictoria en algunos casos. La economía se mueve por conceptos que están alejados de la moral o la ética ya que se basa en conceptos o ideas fundamentales que sustentan el comportamiento económico de las personas.

De aquí surge la pregunta: ¿Cómo pueden diseñarse políticas económicas, asignarse recursos, determinarse prioridades, sin discutir los aspectos éticos? Esto, aunque parece lógico, no lo es tanto, ya que el comportamiento económico no tiene en cuenta algunos aspectos de la ética que otras ciencias tienen. Sin embargo, al pensar en esto ultimo surge otra pregunta ¿la ciencia en general, tiene preocupación por los aspectos éticos de sus hallazgos? Claramente la respuesta es no, y es por esto la discusión entre la moral religiosa en su combinación con la ciencia. Pero, este tema aparentemente no tiene que ver con lo netamente económico, es posible afirmar que si tiene que ver, y mucho.

La economía es una ciencia social que se preocupa del problema de la escasez, es decir, plantea que los bienes son escasos y las necesidades de las personas son infinitas, es esa la discusión y el problema de la economía.

La relación con la ética se da en un punto clave de la economía: el desempleo. Al relacionar la variable ética, con economía y desempleo, se llega a un problema entre lo que se debe hacer y lo que es económicamente rentable de hacer. Para Kiksberg la desocupación es un grave problema económico y social. Pero al mismo tiempo no puede dejar de verse que es una cuestión ética. Esto significa, por ejemplo, que para una empresa es éticamente correcto pensar en su propia subsistencia. Sin embargo, muchas veces la subsistencia de una empresa se produce a costa de sus trabajadores y, por ende, de sus familias, porque el jefe de hogar queda desempleado y peligra la subsistencia de la familia.

¿Que es lo correcto éticamente si el sistema imperante se basa en que las personas no se preocupen de otros sino que solo de si mismos?

Para el Nóbel de Economía, Robert Solow, la teoría económica se equivoca al dejar todo en manos del mercado o de la oferta y la demanda. En cuanto al trabajo el problema es aún mayor. Para una persona quedar desempleado puede afectar profundamente la psicología del individuo. Es vulnerada su autoestima, su familia se tensa al máximo, se siente excluido de la sociedad. A esto, se suma el hecho de que los intentos por buscar otro empleo, se vuelven una carga emocional intensa al sentirse excluido del sistema y por lo tanto, de la sociedad.

El América Latina, la tasa de desempleo está, en promedio, cerca del 8%. Se plantea esta cifra porque la siguiente relación tiene en cuenta la variable religión. América Latina es mayoritariamente judeo-cristiana, esta denominación tiene implicancias morales muy marcadas. Considera que todos los seres humanos son iguales, criaturas de la divinidad, que merecen el pleno acceso a oportunidades de desarrollarse. Sin embargo, en la realidad se puede observar que es en estos países donde la desigualdad es el punto donde la ética pierde su cualidad de controlar las acciones humanas.

La economía es un tema aparte, en la práctica. Incluso se desmarca de la moral religiosa, la idea de “Dios no maneja mis negocios” toma gran fuerza como una justificación de las conductas económicas poco éticas como no pagar las imposiciones de los empleados, forzarlos a jornadas inhumanas, hacerlos vivir con el miedo constante de perder su fuente laboral, cambios arbitrarios de actividad, entre otras.

En resumen, si la ética y la economía anduvieran de la mano, problemas como la pobreza, el desempleo y la desigualdad ya estarían resueltos, pero no es así como funciona el sistema.

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