Cuando comienzo a pensar sobre el pasado, reconozco que hay dosis de melancolía, odio, alegría e incluso, rencor. Tratamos día a día de construir los mejores puentes para avanzar, caminar con calma y así llegar a un buen destino, pero... si no hay herramientas previas para entender el futuro...¿cómo hacemos que el presente se mezcle sanamente con nuestro vil pasado?
No pude dejar de preguntarme cuánto es demasiado. Cuánto error ajeno es demasiado para hacernos caer en el presente, claro, con consecuencias apocalípticas en el devenir.
Si sabemos cómo manejarnos, qué decir y cuándo decirlo... surge la segunda interrogante, ¿por qué no cambiamos el discurso a nuestro antojo para obtener lo que queremos? ¿quién nos castigará si decidimos dejar de lado al mal camino?.
Por leyes de la ética y el buen pasar, se dice que el ser humano es la máxima expresión de la naturaleza. No lo discuto, de hecho lo reafirmo, publico y ensalso como uno de mis posibles –sumado a varios más- lemas de vida. Otros, en tanto, dicen que el ser humano es sólo un sujeto en tránsito para que la naturaleza pueda mutar y modificarse... Si esta definición no me convence, la primera me parece genial pero ambiciosa... ¿cuál es la mia? ¿qué soy como humano en este planeta que tan amablemente llamo hogar?... aparte de llamarnos Fernando, Antonio, Sebastián, Julián o Diego; tiene que existir una frase para nomenclarnos y no caer en el capricho de decirnos humanos. Si fueramos perfectos, no nos mataríamos, menos actuaríamos en pos de la esclavitud o con el afán de la belleza entre los ojos... Ahora soy más categórico y cruel al mismo tiempo: ¿qué mierda somos?
El asunto principal es no hacer daño, tratar de llevar las relaciones de la mejor manera posible, e incluso, negarnos a continuar algo marchito si sabes que corre el riesgo de pudrir a los protagonistas. Una manzana podrida pudre a la otra, y las dos juntas pudren la caja. Si no sé, no sabes y nadie entiende qué somos dentro del complejo pajar llamado vida sólo queda un paso: Ser buenos, entender cuánto podemos dar y rendirnos en el momento que el cuerpo y el espíritu nos dice calma. Nos anuncia un tiempo de calma, paz y respeto por los demás. Un decir te quiero informa mucho, y si uno quiere... deja en libertad. La gracia de amar está en no dañar. El daño es no amor o ausencia del mismo. Hoy quiero amar y ser testimonio viviente de buenas acciones. Quiero ayudar a quienes quiero, puedo querer, conocer y dejar fluir a los errores, para que en futuro próximo sean prósperos y pueda cosechar manzanas frescas. Las que cuidaré y evitaré que se pudran, para poder comer mascar y saborear con tranquilidad en cada mascada.
Sunday, April 30, 2006
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment