Estado contra mercado:
¿Quién tiene el beneplácito de
¿Quién tiene el beneplácito de
la sociedad civil?
Por Fernando Olmos Galleguillos
Hace menos de una semana, en la prensa apareció la fotografía de una señora que robaba una mesa en una tienda del centro de Santiago, mientras que manifestantes rompían todo alrededor. La aludida dama argumentó que arrancó aquel mueble para proteger a su hijo de las piedras, pero el cuestionamiento de la prensa y los medios fue por otro camino: el robo. ¿Cuándo se está en presencia de verdad o de mentira en una sociedad que se engaña a si misma con el frenesí del consumismo? Quizás el ejemplo suena demasiado apabullante frente a la pregunta, pero todo camina por un sendero matizado de contradicciones.
Por Fernando Olmos Galleguillos
Hace menos de una semana, en la prensa apareció la fotografía de una señora que robaba una mesa en una tienda del centro de Santiago, mientras que manifestantes rompían todo alrededor. La aludida dama argumentó que arrancó aquel mueble para proteger a su hijo de las piedras, pero el cuestionamiento de la prensa y los medios fue por otro camino: el robo. ¿Cuándo se está en presencia de verdad o de mentira en una sociedad que se engaña a si misma con el frenesí del consumismo? Quizás el ejemplo suena demasiado apabullante frente a la pregunta, pero todo camina por un sendero matizado de contradicciones.
Este ensayo busca responder a la pregunta de cómo vemos el régimen político en un contexto neoliberal, donde hay una tensión permanente entre el Estado, la sociedad civil y el mercado. El cruce suena muy dramático si conocemos un poco de política nacional chilena, y mucho más aún, si entendemos el proceso de ininteligibilidad que hay sobre conceptos como Estado y neoliberalismo.
Por lo mismo anterior, es necesario saber sobre qué estamos debatiendo. Se define al neoliberalismo como ciertas propuestas de política económica que apoyan la desregularización de los mercados y de una débil intervención del Estado en la economía.(1)
Por otra parte, el Estado debe ser tomado como aquel ente que es depositario del poder y de las voluntades de conducción social que tienen los miembros de una comunidad-nación. Si se excede este concepto, a una definición que pasa a ser lo piensan todos del Estado: su concepción como Estado de Bienestar; aquel que asegure la salud, la educación y las pensiones a los ciudadanos.(2)
El mercado es más simple o... ¿quizás más denso y profundo en definir?, pero a grosso modo se podría decir que es el lugar (metafísico en el mundo actual) donde se transan bienes y servicios.
Por último, queda por enunciar quién y qué es la sociedad civil. Son aquellas personas agrupadas, con idearios comunes, una cultura similar, historicidad propia y expansible dentro de sus límites, y a la vez, con deseos de ser parte de lo que ya forman como tal.
Pero... ¿cuál es el vínculo?
Previo a la confabulación entre la derecha, los militares y el conocido intervencionismo estadounidense al Golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende, Henry Kissinger, desde las tierras del norte dijo: “No podemos dejar que Chile se vuelva marxista porque su pueblo sea irresponsable” (3). Queda así de manifiesto, que para el mercado, un estado social benefactor y de apoyo a la sociedad civil, no es un garante de desarrollo y prosperidad.
En Chile, históricamente el desarrollo y conformación del Estado nace de la concepción portaliana. El historiador Alfredo Jocelyn-Holt, en su libro El peso de la noche dice que el actual pensamiento sobre lo que es Estado se basa en la figura de Diego Portales, “el personaje que seguirá siendo usado para formular hipótesis sobre el devenir de Chile y de su forma de ser conducido” (4). Al mismo tiempo, Jocelyn-Holt es tajante al decir que “lo que en Chile suele aparecer como Estado (durante el último siglo) no es más que un poder oligárquico que tiende a confundirse con una estructura impersonal”. (5)
Otro escritor, que es sociólogo y escribe sobre la historia chilena con la virtud de mezclar su profesión es Tomás Moulián. En su libro “Chile actual, anatomía de un mito”, declara: “considero que el Chile actual es una fotografía del Chile dictatorial algunos años después” (6). ¿No es acaso la manifestación de que el ideario sobre el Estado chileno está sustentado sobre el excesivo poder del presidente de la república?
Chile es actualmente una verdadera amalgama de tiempos, procesos e idearios que se sobreponen y disputan entre si para ganar. Los principales son los que también luchan dentro de la pregunta de este ensayo: Estado, mercado y sociedad civil.
Los próximos dos párrafos son de propiedad de Tomás Moulián. En ellos entrega dos momentos o génesis del desarrollo capitalista, y más aún, neoliberal en Chile. Moulián dice que la crisis del modelo primario exportador chileno, basado en el salitre, que abarcó toda la década del 20, acumulada con la crisis del capitalismo mundial de los años treinta, crearon condiciones para un giro del desarrollo capitalista chileno. (7)
Nuevamente en palabras textuales de Moulián: “La disputa comenzó con el modelo impuesto en la época del gobierno militar. El poder, se unió con el terror llevando a construir la llamada revolución capitalista, de mercados desregulados, de indiferencia política, de individuos competitivos realizados o bien compensados a través del placer de consumir o más bien de exhibirse consumiendo, de asalariados socializados en el disciplinamiento y en la evasión. Una sociedad marcada por la creatividad salvaje y armónica del poder revolucionario(8).
Actualmente, Chile vive el aletargamiento de no soñar. Existe un clima de tranquilidad social, de exitismo a nivel latinoamericano (9), pero la razón es sencilla: el Estado en el fondo camina –de a tirones, pero camina- tomado de la mano con la sociedad civil, mientras que un tercer factor dispusta, mueve e intenta apropiarse de la otra mano de la sociedad. Me refiero al mercado por si solo. Es él quién incluso tiene cientos de argumentos para discutir los roles del Estado, de su formación e importancia en torno a cómo maneja a las masas, qué les da y qué les permite apropiar del mercado. El mercado desea que el Estado se comporte como un agente de vínculo y control entre la sociedad civil y el consumo. Como garante de orden, respeto y estabilidad macroeconómica, pero no como interventor de decisiones ni actitudes de consumo y proyección financiera.
El mercado acusa, mientras que el Estado sólo utiliza
El mercado dictamina que el rol benéfico del Estado, y su trabajo por el estado pleno de las necesidades de los ciudadanos infringe las libertades individuales (10), más aún cuando se considera el aspecto de los impuestos que el Estado determina aplicar a sus ciudadanos para mejorías de tipo común: las políticas de marketing dicen que eso coarta al individuo como tal en su determinación de subvencionar el consumo y propiedades que otros reciban.
El mercado acusa, mientras que el Estado sólo utiliza
El mercado dictamina que el rol benéfico del Estado, y su trabajo por el estado pleno de las necesidades de los ciudadanos infringe las libertades individuales (10), más aún cuando se considera el aspecto de los impuestos que el Estado determina aplicar a sus ciudadanos para mejorías de tipo común: las políticas de marketing dicen que eso coarta al individuo como tal en su determinación de subvencionar el consumo y propiedades que otros reciban.
El mercado actual, en torno a la afección del neoliberalismo, acusa que al Estado –comprendido como Estado de bienestar- quita libertad de elección, ya que son burocracias sobre las que el ciudadano tiene muy poco control de quiénes deciden qué bienes y servicios compra cada persona con sus impuestos, mientras que en un mercado libre y privado el consumidor es el soberano total (11).
Adicional a la libertad de elegir, se coarta, según el mercado neoliberal, la actitud moral, ya que los individuos se ven desligados de las consecuencias económicas de sus actos (12), es decir, es la persona quien debe responsabilizarse por si misma de lo que hace, y no depender, como absurdo espectador de las decisiones que tomen otros.
El filósofo objetivista Leonard Peikoff, en su libro Objectivism: The philosophy ayn rand, establece que el Estado de bienestar, e incluso el estado controlador se basa en una falacia, ya que si individualmente los ciudadanos no pueden permitirse un determinado nivel de bienestar, no hay ningún motivo para que si puedan hacerlo colectivamente (13).
Mientras tanto, se llega a considerar, desde el mercado, que la idea de Estado de Bienestar es un instrumento para disimular la explotación que subyace bajo el sistema capitalista.
Ante todo el gimoteo del mercado por las intervenciones estatales, éste último no hace más que utilizar al primero para validarse. En el caso de Chile, las últimas administraciones han asignado gran importancia a las concesiones de obras públicas, cárceles e incluso de la salud. La privatización y mercantilización de los servicios, con regulación de cumplimiento por parte del Estado en lo referido a calidad y oportunidad, dejan estéticamente al menos, con buena imagen a la gestión y producción a las políticas sociales de los representantes de la sociedad civil. Son estos últimos los que juzgan, aplazan y dictaminan si lo realizado es correcto y les permite el llamado bienestar.
En el caso de Chile, el mercado está relativamente feliz. Logra consumo, dinámica financiera y fluyen los capitales hacia las grandes arcas o paraísos fiscales muy lejanos de esta franja de tierra. Mientras tanto, el Estado se nutre de la labor del mercado para simular su perpetuación de benefactor, de desarrollista e incluso de presidente con rostro paternal, o mejor dicho en el último tiempo, maternal.
El buen pie en que están mercado y Estado no disminuye la tensión entre ambos. Ambos siempre luchan contra el otro, salvo que no lo verbalizan y compiten por carriles diferentes. Sin embargo, siempre estarán atentos para alcanzar la mano de la sociedad civil; aquella que busca bienestar y cumplimiento a sus necesidades. Solicita apoyo y equilibrio tal como un niño, abriendo sus brazos para sujetarse. La diferencia está que tiene dos opciones para escoger: el tío mercado y el tío Estado. Ambos le sonríen y tienden sus manos con el deseo de cumplir también sus necesidades de poder y crecimiento... Finalmente, ¿quién obtendrá el beneplácito del pequeño niño, o mejor dicho, sociedad civil?
Citas bibliográficas
(1) Archivo enciclopédico digital de: http://es.wikipedia.org/wiki/Neoliberalismo
(2) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(3) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(4) Jocelyn-Holt, Alfredo. “El peso de la noche, nuestra frágil fortaleza histórica”. Ediciones Planeta/Ariel. 1997. Página 141.
(5) Jocelyn-Holt, Alfredo. “El peso de la noche, nuestra frágil fortaleza histórica”. Ediciones Planeta/Ariel. 1997. Págs. 27-28.
(6) Moulian, Tomás. “Chile actual, Anatomía de un mito”. LOM Ediciones. 1997. Página 15.
(7) Moulian, Tomás. “Chile actual, Anatomía de un mito”. LOM Ediciones. 1997. Página 81.
(8) Moulian, Tomás. “Chile actual, Anatomía de un mito”. LOM Ediciones. 1997. Página 18.
(9) Jocelyn-Holt, Alfredo. “El peso de la noche, nuestra frágil fortaleza histórica”. Ediciones Planeta/Ariel. 1997. Página 214.
(10) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(11) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(12) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(13) Archivo enciclopédico digital con soporte electrónico en:
http://www.peikoff.com/ (Peikoff, Leonard. Objectivism: The philosophy ayn rand. Comentarios del autor son mencionados en aquel libro).
1 comment:
Hello,nice post thanks for sharing?. I just joined and I am going to catch up by reading for a while. I hope I can join in soon.
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