Sunday, May 14, 2006
Fashion parade
Atrás estoy yo listo para salir en mi caminata
Varios modelos:
El primero es lencería chilota diseñada por María Paz Caillet Haro.
El segundo, traje espectáculo sobre el aborto diseñado por María Paz Caillet.
El tercero: Ropa masculina chilota, diseñada por María Paz Caillet. Desfilada por
Fernando Olmos
El cuerto: traje de espectáculo sobre la corrupción de los gobiernos. Diseñada por Pamela.
Formación de un humano pleno
de un humano pleno
Por Fernando Olmos Galleguillos
El hombre como tal tiene características que le permiten decirse tal. El sólo hecho de existir le da facultades de humano y dignidad como persona. El cómo nace la concepción de esa dignidad y los fundamentos que sostienen a esa dignidad son tema de discusión permanente entre pensadores, filósofos, estudiosos, teólogos, psicólogos y una gran variedad de profesionales dedicados al estudio de las ciencias sociales.
Aquel factor que permite la relación humana y creencia de ciertos patrones como de lo correcto, es la ética. Aquella que permite regular lo consuetudinario de las relaciones entre humanos a fin de lograr un mejor pasar, o mejor dicho el bien común.
Aristóteles decía que al hombre no se le puede condenar a ser hombre sin más. El horizonte vital de la persona no puede reducirse a lo sensitivo, espacial y temporal. El ser humano como tal está destinado a sentir placer, vibrar y ser feliz con lo sensorial y sensitivo. Pero más allá de eso, hay algo más. En ese momento en que se acaba el placer por ese “algo”, nace la trascendencia del hombre, ese carácter de ser máxima expresión natural por el hecho de poder perfeccionarse, pensarse y proyectarse.
Aunque no siempre ha ocurrido así, la actual ética humana, esa que está en parte con gran sustento en la tan brillante Declaración fundamental de los Derechos Humanos, concibe un lugar destacado a los conceptos de persona, libertad y dignidad. Al cruzarlos, podría quedar una frase como que la libertad de las personas las hace más dignas, o que la persona es más digna mientras permita ejercer la libertad ajena y la propia.
Uno de los fundamentos que sostienen aquella naturalidad del hombre actual, entendido como tal, es la propiedad que tienen de ser libres, pero ¿qué se entiende por ser libre? Una definición sencilla dice que es aquella propiedad o atribución que tiene el hombre para optar o no optar por diferentes opciones.
Es gracias a esas opciones que toma el hombre que se logra, en parte, el reconocimiento de los caminos del bien y del mal, base de la comprensión humana de lo humano, o sea, un pie en el fundamento antropológico. La selección del camino del bien o mal debe partir sobre determinar qué es uno de ellos, y así comprender cómo es el antagonista. El obrar bien, o tomar el camino del bien, se refiere a que se cumplió con el deber, aunque esto no siempre cumpla con conducir a la felicidad o realización de progreso para la sociedad. Por ejemplo, los terroristas suicidas que se cargan con explosivos, o que pilotan un avión contra una torre de más de 110 pisos. Cumplen con su supuesto deber, que es morir a favor de la preservación, cumplimiento y entrega irrestricta a los deseos de Alá. La clasificación de deber y felicidad queda incompleta porque pasa a llevar éticas mayores y comprensiones de la realidad muy superiores a lo que ellos tienen como paradigma de entendimiento social o de convivencia del mismo tipo.
He mencionado en determinadas maneras a la ética. También hay que saber de ella su fundamento. La ética es aquella parte de la filosofía que se preocupa del obrar del hombre, es decir, de sus acciones. Este obrar humano se puede entender en forma individual o en forma social. Para Aristóteles, existían tres niveles en el obrar, el obrar del individuo, el obrar de la familia y el obrar de la sociedad.
La ética articula y sanciona las normas morales y jurídicas, siendo las primeras las que regulan lo que la sociedad considera como correcto o inadecuado, y las segundas las que regulan las prohibiciones, castigando el incumplimiento de las mismas. Es por eso que se crea el supuesto fundamental de la ética, que es casi como el génesis de la misma, que la ética actúa desde el “debe ser” y no “del ser”.
Cada uno de nosotros considera nuestros actos y comportamiento como buenos o malos, pero tomamos el camino del bien, la mayoría, como el más apropiado para favorecer el crecimiento de nuestros semejantes, de nosotros mismos y del entorno que nos rodea. El camino del mal es comprensible fácilmente por el humano, y sabe que de seguirlo a cabalidad destruye lo construido por los que siguen la ética correcta. Todo esto, en excepción de personas que están con deficiencias mentales severas que requieren de tratamiento clínico, como por ejemplo, el asesino y descuartizador del joven Hans Pozo.
Todo ser humano tiene conciencia de que hay algo que está bien o mal moralmente hablando. Esto puede ser desde lo que vive al interior del hogar, de las relaciones sociales que tiene entabladas con otras personas y consigo mismo.
Si tomamos el término bueno, bien, en el sentido práctico, es aquello que mueve a la voluntad por medio de las representaciones de la razón, no a partir de causas subjetivas sino de modo objetivo, por razones válidas para todo ser racional como tal.
El hombre necesita a la ética a su lado para lograr una buena convivencia, comprender el cómo y por qué de sus actos. Es parte inherente al humano la ética, porque es ella la herramienta que mueve la conciencia: elemento que hace que el ser humano sea clasificable como tal. La ética apoya la labor judicial desde un punto más empírico y cotidiano; desde el hogar y desde cualesquier ámbito en que se deba decidir qué vía tomar para avanzar: el bien o el mal.
¿Por qué es importante la ética?
¿Por qué es importante la ética para la vida humana?
(por completar)
Por Paula Bustamante, Claudia Cáceres, Fernando Olmos y Rodolfo Wirth.
El presente es un ensayo sobre cómo la ética ayuda a la convivencia social y a mantener un relativo estado de bienestar y comunión con los demás individuos. Para comenzar, se debe tener un cierto acercamiento a qué es la ética. Una definición neutral diría que es aquella rama de la filosofía que se preocupa de los fundamentos de lo considerado como bueno, adecuado o correcto según la moral. Se le puede definir también como el conocimiento sobre una eficiente gestión de la libertad. La ética pasa a ser de esta manera una ciencia al servicio de la filosofía que tiene como objeto de estudio la conducta moral del individuo y marca patrones para diferenciar el bien y el mal en relación a valores universales.
En este ensayo sobre ética y su importancia abarcaremos tres dimensiones en que afecta su presencia. Nos referimos a lo social, económico, psicológico y político.
Para Lawrence Thomas, profesor de la Universidad de Pittsburg y experto en temas relacionados a la ética y la moral, surge una pregunta en que liga los conceptos antes mencionados de ética y moral, para su injerencia en el factor psicológico: ¿Existe un desarrollo ético y moral, al igual que un desarrollo psicológico? Su pregunta surge por los innumerables estudios sobre la naturaleza de la ética misma. Los seres humanos en general pasan por etapas de desarrollo moral, y de comprensión de la ética social en que se desenvuelven, en concordancia con su desarrollo psicológico. El interés de Lawrence Thomas radica en comprobar que estas etapas de comprensión del entorno ético y moral son similares para todos, de modo de comprobar que el desarrollo de la moralidad y de ética no es algo puramente subjetivo o por causales culturales.
En muchas culturas, el ámbito de la comprensión del entorno, la forma en que se relaciona el humano con él y qué se piensa, está modelado por un poderoso sistema de valores, de castigo o costumbre, pero que modifica incluso el pensamiento a tal nivel, bloqueando el desarrollo de habilidades del pensar propio. Sin duda, el ámbito psicológico es de importancia en relación a la ética. Es el punto de partida, entendiendo a cada individuo como poseedor de patrón ético-moral y, constituyente de una sociedad que también lo es. Las éticas ajenas, o la totalidad sumatoria de muchas otras éticas personales; mueven también a las emociones y a las comprensiones personales del mundo en un camino que puede ser mejor, más eficiente, organizado e incluso de bienestar y relativa paz, si se lo conduce con una ética basada en valores consagrados, firmes, estables y rebosantes de aquel concepto principal, que veíamos en el primer párrafo, sobre comportamiento del individuo en el camino de diferenciar el bien y el mal en relación a valores universales.
Lo psicológico, se vincula de manera concreta con lo cultural y social. Es por eso la importancia de la correcta relación entre seres humanos, desde la cual se deriva la ética.
En el sentido de lo social debemos concentrarnos en la importancia que tiene el “elegir” para los seres humanos. La disyuntiva que se genera en las elecciones que los hombres deben hacer frecuentemente durante su vida cotidiana, genera el deseo de libertad. Si las elecciones individuales fuesen muy diversas, podríamos caer en un “desorden social” y, lo más probable es que sin ciertas normas, los “más fuertes aplasten a los más débiles”.
Es por esto que la ética posee importancia para el orden social. La sociedad en que vivimos nos dicta normas de conducta que son acatadas por los seres humanos desde la infancia, pues ya forman parte de su núcleo familiar y/o de su establecimiento educacional. Aquí surge la comprensión de lo “bueno” y lo “malo” en base a códigos de conducta mutuamente acordados.
La ética añade valores en las personas (como “justo”, “honrado”, “fiel”) que se agregan al conjunto de reglas de acción social. Así, para que a un individuo le vaya bien, debe acatar los códigos y generar una dialéctica entre individuo y sociedad.
Según J. Piaget, la moralidad se desarrolla paralelamente a la inteligencia y progresa de la heteronimia a la autonomía moral, dividiéndose en tres etapas: desde el comienzo, los niños aceptan las reglas de los adultos como órdenes irrebatibles, acatando una actitud de respeto unilateral. Luego, al relacionarse con sus pares, los niños comprenden que existe un respeto mutuo, que supone reciprocidad y la noción de igualdad entre todos. Las reglas de los juegos son asumidas como “convenciones” producto de un acuerdo, donde surgen los sentimientos de honestidad y de justicia. Aquí las normas se respetan por solidaridad y para una correcta mantención del orden del grupo. Por último, la moral es convertida en autónoma durante la adolescencia, donde se crea un propio código de conducta y no se mira a todos por igual (“El criterio moral en el niño”, 1932).
La ética social consta únicamente de normas generales que requieren de una justificación racional y son vividas colectiva e individualmente. Sin embargo, hay códigos que varían entre sociedades, creencias u otros factores personales. La ética nos lleva a hacer una reflexión crítica acerca de los hechos y conductas que tenemos diariamente y crea una base para relacionarnos en medio de una cultural globalizada.
Para que la ética pueda ser legitimada entre los seres humanos como código de conducta, debe haber un acuerdo político válido, al cual denominamos ley………… sigue la Claudia
Economía y ética (parte Rodo)….
La ética llevada a la economía, puede resultar extraña o incluso contradictoria en algunos casos. La economía se mueve por conceptos que están alejados de la moral o la ética ya que se basa en conceptos o ideas fundamentales que sustentan el comportamiento económico de las personas.
De aquí surge la pregunta: ¿Cómo pueden diseñarse políticas económicas, asignarse recursos, determinarse prioridades, sin discutir los aspectos éticos? Esto, aunque parece lógico, no lo es tanto, ya que el comportamiento económico no tiene en cuenta algunos aspectos de la ética que otras ciencias tienen. Sin embargo, al pensar en esto ultimo surge otra pregunta ¿la ciencia en general, tiene preocupación por los aspectos éticos de sus hallazgos? Claramente la respuesta es no, y es por esto la discusión entre la moral religiosa en su combinación con la ciencia. Pero, este tema aparentemente no tiene que ver con lo netamente económico, es posible afirmar que si tiene que ver, y mucho.
La economía es una ciencia social que se preocupa del problema de la escasez, es decir, plantea que los bienes son escasos y las necesidades de las personas son infinitas, es esa la discusión y el problema de la economía.
La relación con la ética se da en un punto clave de la economía: el desempleo. Al relacionar la variable ética, con economía y desempleo, se llega a un problema entre lo que se debe hacer y lo que es económicamente rentable de hacer. Para Kiksberg la desocupación es un grave problema económico y social. Pero al mismo tiempo no puede dejar de verse que es una cuestión ética. Esto significa, por ejemplo, que para una empresa es éticamente correcto pensar en su propia subsistencia. Sin embargo, muchas veces la subsistencia de una empresa se produce a costa de sus trabajadores y, por ende, de sus familias, porque el jefe de hogar queda desempleado y peligra la subsistencia de la familia.
¿Que es lo correcto éticamente si el sistema imperante se basa en que las personas no se preocupen de otros sino que solo de si mismos?
Para el Nóbel de Economía, Robert Solow, la teoría económica se equivoca al dejar todo en manos del mercado o de la oferta y la demanda. En cuanto al trabajo el problema es aún mayor. Para una persona quedar desempleado puede afectar profundamente la psicología del individuo. Es vulnerada su autoestima, su familia se tensa al máximo, se siente excluido de la sociedad. A esto, se suma el hecho de que los intentos por buscar otro empleo, se vuelven una carga emocional intensa al sentirse excluido del sistema y por lo tanto, de la sociedad.
El América Latina, la tasa de desempleo está, en promedio, cerca del 8%. Se plantea esta cifra porque la siguiente relación tiene en cuenta la variable religión. América Latina es mayoritariamente judeo-cristiana, esta denominación tiene implicancias morales muy marcadas. Considera que todos los seres humanos son iguales, criaturas de la divinidad, que merecen el pleno acceso a oportunidades de desarrollarse. Sin embargo, en la realidad se puede observar que es en estos países donde la desigualdad es el punto donde la ética pierde su cualidad de controlar las acciones humanas.
La economía es un tema aparte, en la práctica. Incluso se desmarca de la moral religiosa, la idea de “Dios no maneja mis negocios” toma gran fuerza como una justificación de las conductas económicas poco éticas como no pagar las imposiciones de los empleados, forzarlos a jornadas inhumanas, hacerlos vivir con el miedo constante de perder su fuente laboral, cambios arbitrarios de actividad, entre otras.
En resumen, si la ética y la economía anduvieran de la mano, problemas como la pobreza, el desempleo y la desigualdad ya estarían resueltos, pero no es así como funciona el sistema.
Bien común
Fernando Olmos Galleguillos
Para definir bien común se podría decir que es lo perseguido por una determinada sociedad para el bienestar y cumplimiento de necesidades de sus integrantes, mediante un consenso medianamente generalizado.
Al mismo tiempo, se puede denominar como bien común a lo material o inmaterial que no pertenece sólo a una persona, y que más bien es común para todos los integrantes de la sociedad, como por ejemplo el aire y el medio ambiente.
Para Tônnies hablar de bien común es lo que es general para muchos. Según él, incluso se podría considerar que la vida como concepto es un bien común para todos los seres sociales. Otros establecen que no, porque cada uno la vive de manera diferente en respecto de cómo la tenemos y como la proyectamos. Se establece que más bien es un bien social.
Para el mismo Tônnies, la comunidad social entendida como tal trabaja en conjunto con el único fin el bien común, creándolo a partir de los lazos de solidaridad y sentimientos propios del humano en vista de su actitud pensante y de raciocinio individual-colectivo.
El concepto de comunidad se vuelve un todo, y como es general y se puede ser miembro de él, es en esencia también un bien común. O sea, el compartir diferencias en vista de mejorar el mismo bien común o libertad común para los humanos que conforman el grupo.
Comprender el bien común no es sencillo. El bien común nace de las condiciones de vida social que buscan por ellas mismas mejorar, para permitir grados más diversos de desarrollo personal y establecimiento firme, sostenido y eficiente de los valores democráticos. Se puede considerar básico, para la conformación y existencia de un ideario de bien común la existencia de una sociedad o agrupación humana. De esta forma de fortalece la búsqueda de mejorías para la dignidad de la persona humana.
El bien común sólo se valida a si mismo a partir del respeto a las personas en cuanto tales, a la exigencia del bienestar social y desarrollo justo del mismo grupo, y a la paz y seguridad del grupo para poder obtener lo necesario. Esto porque el bien común es superior a los bienes individuales, pero no superior a la persona, en términos de que dañe las dignidades de algunos individuos para obtener mejorías a niveles más amplios de la sociedad. Por ejemplo, el maltratar, deportar, torturar y acusar a personas durante el periodo de dictadura en Chile, con la excusa de lograr el bien común de toda la sociedad chilena, se desvalida porque infringió particularidades, y a personas que también conforman el macro-nivel que es la sociedad.
El bien común tiene muchas características. Por ejemplo, el bien común es un bien y no un mal. Por ejemplo, el detener y hacer más llevables ciertos vicios de la sociedad, es coercitivo pero en fin de lograr el bien general. Al mismo tiempo, hay que destacar que el bien común no es la suma de los bienes particulares, por eso se discute sobre el concepto del socialismo sobre eliminar los bienes particulares a favor de toda una sociedad en términos de favorecer al bien común.
Lo que si es verdad, es que para el bien común contribuyen cada uno de los individuos, y es por esto que pertenece a todos. El bien común sólo es justo cuando hay participación de todos los que se verán favorecidos de el.
Como todo elemento que circunda al humano, y nace de él, está influenciado en algún punto con los asuntos transversales a lo humano. En este caso, me referiré a la moral. Hay ciertos principios que traspasan al bien común y que provienen directamente de la moral. Para el bien común no debe haber contraposición entre el bien particular y el bien común. Este es un principio básico de la antropología que explica el ser del hombre en la singularidad del individuo y en la dimensión social de la persona.
Al mismo tiempo, no se debe confundir el bien común con un bien colectivo, puesto que con el primero se analiza por igual al individuo/a que a la colectividad, pero en ocasiones el bien común demanda que el bien particular, ceda ante las exigencias de la colectividad. Esto es el poder coercitivo del bien común, en lo referido a la intervención de lo legal.
El bien común debe redundar en beneficio del conjunto de los ciudadanos. Han de ser apoyados los más débiles y los más necesitados. Trato igualitario de seguro puede caer en una grave injusticia.
Un punto por muchos analizado es cómo el bien común se concreta en los bienes económicos. El miedo está en que la riqueza de la persona, las necesidades de la familia y del común, se vean facilitadas por el buen espíritu del pensar humano.
En resumen, el bien común apoya la función de la mayoría de los estados democráticos. Brinda su mensaje de colaboración mutua y a la vez grupal, en pos de lograr bienes mayores. El bien común es tangencial a lo humano, y como tal, debe respetar lo que proviene del hombre, a fin de continuar y lograr tranquilidad y paz social.
Referencias:
http://www.encuentra.com/includes/documento.php?IdDoc=1959&IdSec=393
http://www.monografias.com/trabajos6/bico/bico.shtml
http://www.derhumanos.com.ar/bien%20comun.htm
www.relaciones-humanas.net/discipl.html
Estado contra mercado
¿Quién tiene el beneplácito de
Por Fernando Olmos Galleguillos
Hace menos de una semana, en la prensa apareció la fotografía de una señora que robaba una mesa en una tienda del centro de Santiago, mientras que manifestantes rompían todo alrededor. La aludida dama argumentó que arrancó aquel mueble para proteger a su hijo de las piedras, pero el cuestionamiento de la prensa y los medios fue por otro camino: el robo. ¿Cuándo se está en presencia de verdad o de mentira en una sociedad que se engaña a si misma con el frenesí del consumismo? Quizás el ejemplo suena demasiado apabullante frente a la pregunta, pero todo camina por un sendero matizado de contradicciones.
Este ensayo busca responder a la pregunta de cómo vemos el régimen político en un contexto neoliberal, donde hay una tensión permanente entre el Estado, la sociedad civil y el mercado. El cruce suena muy dramático si conocemos un poco de política nacional chilena, y mucho más aún, si entendemos el proceso de ininteligibilidad que hay sobre conceptos como Estado y neoliberalismo.
Por lo mismo anterior, es necesario saber sobre qué estamos debatiendo. Se define al neoliberalismo como ciertas propuestas de política económica que apoyan la desregularización de los mercados y de una débil intervención del Estado en la economía.(1)
Por otra parte, el Estado debe ser tomado como aquel ente que es depositario del poder y de las voluntades de conducción social que tienen los miembros de una comunidad-nación. Si se excede este concepto, a una definición que pasa a ser lo piensan todos del Estado: su concepción como Estado de Bienestar; aquel que asegure la salud, la educación y las pensiones a los ciudadanos.(2)
El mercado es más simple o... ¿quizás más denso y profundo en definir?, pero a grosso modo se podría decir que es el lugar (metafísico en el mundo actual) donde se transan bienes y servicios.
Por último, queda por enunciar quién y qué es la sociedad civil. Son aquellas personas agrupadas, con idearios comunes, una cultura similar, historicidad propia y expansible dentro de sus límites, y a la vez, con deseos de ser parte de lo que ya forman como tal.
Pero... ¿cuál es el vínculo?
Previo a la confabulación entre la derecha, los militares y el conocido intervencionismo estadounidense al Golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende, Henry Kissinger, desde las tierras del norte dijo: “No podemos dejar que Chile se vuelva marxista porque su pueblo sea irresponsable” (3). Queda así de manifiesto, que para el mercado, un estado social benefactor y de apoyo a la sociedad civil, no es un garante de desarrollo y prosperidad.
En Chile, históricamente el desarrollo y conformación del Estado nace de la concepción portaliana. El historiador Alfredo Jocelyn-Holt, en su libro El peso de la noche dice que el actual pensamiento sobre lo que es Estado se basa en la figura de Diego Portales, “el personaje que seguirá siendo usado para formular hipótesis sobre el devenir de Chile y de su forma de ser conducido” (4). Al mismo tiempo, Jocelyn-Holt es tajante al decir que “lo que en Chile suele aparecer como Estado (durante el último siglo) no es más que un poder oligárquico que tiende a confundirse con una estructura impersonal”. (5)
Otro escritor, que es sociólogo y escribe sobre la historia chilena con la virtud de mezclar su profesión es Tomás Moulián. En su libro “Chile actual, anatomía de un mito”, declara: “considero que el Chile actual es una fotografía del Chile dictatorial algunos años después” (6). ¿No es acaso la manifestación de que el ideario sobre el Estado chileno está sustentado sobre el excesivo poder del presidente de la república?
Chile es actualmente una verdadera amalgama de tiempos, procesos e idearios que se sobreponen y disputan entre si para ganar. Los principales son los que también luchan dentro de la pregunta de este ensayo: Estado, mercado y sociedad civil.
Los próximos dos párrafos son de propiedad de Tomás Moulián. En ellos entrega dos momentos o génesis del desarrollo capitalista, y más aún, neoliberal en Chile. Moulián dice que la crisis del modelo primario exportador chileno, basado en el salitre, que abarcó toda la década del 20, acumulada con la crisis del capitalismo mundial de los años treinta, crearon condiciones para un giro del desarrollo capitalista chileno. (7)
Nuevamente en palabras textuales de Moulián: “La disputa comenzó con el modelo impuesto en la época del gobierno militar. El poder, se unió con el terror llevando a construir la llamada revolución capitalista, de mercados desregulados, de indiferencia política, de individuos competitivos realizados o bien compensados a través del placer de consumir o más bien de exhibirse consumiendo, de asalariados socializados en el disciplinamiento y en la evasión. Una sociedad marcada por la creatividad salvaje y armónica del poder revolucionario(8).
El mercado acusa, mientras que el Estado sólo utiliza
El mercado dictamina que el rol benéfico del Estado, y su trabajo por el estado pleno de las necesidades de los ciudadanos infringe las libertades individuales (10), más aún cuando se considera el aspecto de los impuestos que el Estado determina aplicar a sus ciudadanos para mejorías de tipo común: las políticas de marketing dicen que eso coarta al individuo como tal en su determinación de subvencionar el consumo y propiedades que otros reciban.
El mercado actual, en torno a la afección del neoliberalismo, acusa que al Estado –comprendido como Estado de bienestar- quita libertad de elección, ya que son burocracias sobre las que el ciudadano tiene muy poco control de quiénes deciden qué bienes y servicios compra cada persona con sus impuestos, mientras que en un mercado libre y privado el consumidor es el soberano total (11).
Adicional a la libertad de elegir, se coarta, según el mercado neoliberal, la actitud moral, ya que los individuos se ven desligados de las consecuencias económicas de sus actos (12), es decir, es la persona quien debe responsabilizarse por si misma de lo que hace, y no depender, como absurdo espectador de las decisiones que tomen otros.
El filósofo objetivista Leonard Peikoff, en su libro Objectivism: The philosophy ayn rand, establece que el Estado de bienestar, e incluso el estado controlador se basa en una falacia, ya que si individualmente los ciudadanos no pueden permitirse un determinado nivel de bienestar, no hay ningún motivo para que si puedan hacerlo colectivamente (13).
Mientras tanto, se llega a considerar, desde el mercado, que la idea de Estado de Bienestar es un instrumento para disimular la explotación que subyace bajo el sistema capitalista.
Ante todo el gimoteo del mercado por las intervenciones estatales, éste último no hace más que utilizar al primero para validarse. En el caso de Chile, las últimas administraciones han asignado gran importancia a las concesiones de obras públicas, cárceles e incluso de la salud. La privatización y mercantilización de los servicios, con regulación de cumplimiento por parte del Estado en lo referido a calidad y oportunidad, dejan estéticamente al menos, con buena imagen a la gestión y producción a las políticas sociales de los representantes de la sociedad civil. Son estos últimos los que juzgan, aplazan y dictaminan si lo realizado es correcto y les permite el llamado bienestar.
En el caso de Chile, el mercado está relativamente feliz. Logra consumo, dinámica financiera y fluyen los capitales hacia las grandes arcas o paraísos fiscales muy lejanos de esta franja de tierra. Mientras tanto, el Estado se nutre de la labor del mercado para simular su perpetuación de benefactor, de desarrollista e incluso de presidente con rostro paternal, o mejor dicho en el último tiempo, maternal.
El buen pie en que están mercado y Estado no disminuye la tensión entre ambos. Ambos siempre luchan contra el otro, salvo que no lo verbalizan y compiten por carriles diferentes. Sin embargo, siempre estarán atentos para alcanzar la mano de la sociedad civil; aquella que busca bienestar y cumplimiento a sus necesidades. Solicita apoyo y equilibrio tal como un niño, abriendo sus brazos para sujetarse. La diferencia está que tiene dos opciones para escoger: el tío mercado y el tío Estado. Ambos le sonríen y tienden sus manos con el deseo de cumplir también sus necesidades de poder y crecimiento... Finalmente, ¿quién obtendrá el beneplácito del pequeño niño, o mejor dicho, sociedad civil?
Citas bibliográficas
(1) Archivo enciclopédico digital de: http://es.wikipedia.org/wiki/Neoliberalismo
(2) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(3) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(4) Jocelyn-Holt, Alfredo. “El peso de la noche, nuestra frágil fortaleza histórica”. Ediciones Planeta/Ariel. 1997. Página 141.
(5) Jocelyn-Holt, Alfredo. “El peso de la noche, nuestra frágil fortaleza histórica”. Ediciones Planeta/Ariel. 1997. Págs. 27-28.
(6) Moulian, Tomás. “Chile actual, Anatomía de un mito”. LOM Ediciones. 1997. Página 15.
(7) Moulian, Tomás. “Chile actual, Anatomía de un mito”. LOM Ediciones. 1997. Página 81.
(8) Moulian, Tomás. “Chile actual, Anatomía de un mito”. LOM Ediciones. 1997. Página 18.
(9) Jocelyn-Holt, Alfredo. “El peso de la noche, nuestra frágil fortaleza histórica”. Ediciones Planeta/Ariel. 1997. Página 214.
(10) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(11) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(12) Archivo enciclopédico digital de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_bienestar
(13) Archivo enciclopédico digital con soporte electrónico en:
http://www.peikoff.com/ (Peikoff, Leonard. Objectivism: The philosophy ayn rand. Comentarios del autor son mencionados en aquel libro).
Getting colder
Sunday, May 07, 2006
El graduado
El graduado
Abucheado por sus compañeros, y con apenas un 4.7, el alcalde de Estación Central se tituló ayer de periodista en la Usach, luego de rendir un examen de grado que no se condijo con la calidad de su tesis. Director de la escuela ofreció una comisión investigadora para aclarar transparencia de su egreso.
Cerca de cincuenta estudiantes de periodismo de la Universidad de Santiago protestaron ayer en las puertas de la biblioteca de la Escuela de Periodismo al enterarse de que al interior de la sala, el alcalde de Estación Central, Gustavo Hasbún, estaba rindiendo su examen de grado para obtener el título de periodista.
Con carteles y gritos, los alumnos reclamaron en contra de las autoridades de la casa de estudios, por las facilidades y supuestas regalías con que el edil cursó la carrera y se tituló.
Ajeno a la manifestación, Hasbún ingresó a dar su examen alrededor de las 12:30 horas. Durante 40 minutos, el jefe de la carrera Eduardo Román, la coordinadora de prácticas de la escuela Sonia Aravena, y el académico Cristián Antoine escucharon su defensa.
No hubo audio ni video, como se estila en la escuela, demandan los jóvenes que lo vieron. El alcalde sólo llevó un power point para defender su tesis.
Hechas las preguntas de rigor, Hasbún abandonó la sala para que la comisión deliberara.
Suficiente no más
Luego de un breve receso, el edil ingresó nuevamente a la sala para conocer su calificación, junto a los indignados estudiantes que quisieron oír qué evaluación se le otorgaba.
Entonces, el académico Eduardo Román señaló que la defensa de tesis del alcalde había sido bastante “mediocre”, ya que el alumno “lograba hablar del tema, pero no necesariamente contestar las preguntas”.
Asimismo, el profesor Cristián Antoine afirmó que la “exposición no fue todo lo brillante que esperábamos”, al aludir a la diferencia entre la calidad del contenido que los profesores de la comisión observaron en la tesis entregada por Hasbún y la defensa de ésta.
Al partir del aula, la cara del edil no dibujaba ninguna sonrisa. Se acababa de graduar con un suficiente, pues en atención a las deficiencias reseñadas la comisión le puso sólo un 4.7.
“Andaba acompañado de varias personas, casi como si fueran sus guardaespaldas”, se colocó en un rincón y después de conocer la nota, se fue”, narró otro estudiante.
Reveses académicos
La molestia de los estudiantes de periodismo por este particular caso no comenzaron ayer, sino que se gestaron a comienzos del año pasado, cuando supieron que el edil gremialista era su compañero, pero no asistía a clases, pues había sido beneficiado con la modalidad de cursar sus ramos a través de tutorías para adecuar las clases a su horario de trabajo.
A esas alturas, el alcalde ya había presentado su proyecto de tesis para obtener el título, y se le habían convalidado los ramos que cursó en la Universidad Andrés Bello hasta 1995.
Pero no todo fue fácil para Hasbún. El edil tuvo que presentar dos proyectos de tesis, ya que el primero le fue rechazado por el profesor Héctor Vera, encargado de aprobar estos documentos. El segundo paso la valla, pero el mismo Vera reconoce que no fue él quien lo aprobó.
Sí se sabe que su profesora guía fue Sonia Aravena, la jefa de prácticas de la escuela e integrante –por lo menos hasta el año 2003- del Consejo Económico y Social Comunal de Estación Central, que dirige el propio Hasbún.
Ese no fue, de hecho, el único revés académico de Hasbún en la Usach, pues como Roman dijo a los estudiantes de pregrado ayer, al argumentar la legitimidad de su egreso, también reprobó Periodismo Científico e Inglés, y tuvo que repetir esos ramos.
Comisión investigadora
El enojo de los alumnos regulares obligó más tarde a las autoridades de la escuela a reunirse a puertas cerradas con los estudiantes para explicar cómo fue el proceso de ingreso, estudio y titulación de Hasbún.
El propio jefe de carrera, Eduardo Román, les aseguró a los jóvenes que el ingreso del alcalde a la escuela fue absolutamente regular.
Y ante tantas dudas, el propio Román ofreció a los alumnos formar una comisión investigadora para determinar el grado de transparencia con que el alcalde obtuvo su título, al igual que verificar la asistencia que tuvo el alcalde a las tutorías y los parámetros que le aplicaron para aprobar los ramos.
Aún así, los estudiantes quedaron intranquilos, pues creen que el edil recibió un conjunto de regalías que no tienen punto de comparación con las exigencias que se les aplican a los estudiantes regulares.
“A mí me gustaría saber dónde hizo la práctica este señor, porque necesitamos de ésta para poder titularnos, además de todos los requisitos académicos de notas y porcentajes de asistencia”, aseveró una alumna del quinto año de la carrera.
“Nadie sabe cómo entró, dónde hizo la práctica o donde cursó los ramos. El jefe de carrera nos dijo que todo estaba en regla, que formáramos una comisión investigadora si queríamos, pero que todo estaba normado y bajo el reglamento. El punto no es ese, el punto es cómo este señor convalidó los ramos”, concluyó un alumno.
Bota esquimal
¡Qué gran punto el de las dudas¡ esas que son perversas, las que te hacen picar los ojos, y si las sacas del globo dejan resentida la superficie. Están esas otras con intermitencia, que deambulan con el engaño de portar novedad, pero son viejas, insulsas, vagas, ácidas y tóxicas como un dolor de pérdida. Las peores dudas son las de amor... ¿es para mi? ¿Durará lo suficiente? ¿Cuánto es suficiente? ¿Quién da más’ y si es el otro que entrega en demasía... ¿sé recibir mostrando real agradecimiento?
Decir un facial purificante sería un paso importante para borrar esas dudas y mandar las restantes al más lejano de los países o isla del sur de Chile, pero dentro de toda sociedad económica hay que practicar la tolerancia, la oportunidad y el inocuo, y a veces vulgar, sentido de la pertenencia cultural.
Vivimos de besos, iras, prendas, mapas, direcciones, tiempos y hasta malabares. Si es así, ¿por qué no actuamos con más beneplácito ante nuestras interrogantes? Y peor, o mejor, no sé... ¿por qué no vivimos en armonía y cordialidad con nuestras dudas por si se vuelven grandes creaciones? Es decir, Tomás Alba Edison debe haber dudado, Rainiero de Mónaco de seguro estuvo con grandes miedos al decidir esposarse con una actriz, extranjera y sin aires reales, o el parapléjico inconsecuente de George Bush que, a pesar de su impensado actuar, debe haber dudado antes de iniciar la guerra en Irak. Yo dudo, tú dudas, él duda, nosotros dudamos... ¡Vamos! La vida es en sí un mero cuestionamiento permanente.
Por más que sumo, resto o divido no llego a cuocientes perfectos. Por más que busco respuestas para mis “qué se yo” y mis “quizases” la duda sigue latente… lo inteligente es comprender que aunque la bota parezca de esquimal, huela a pie de esquimal y esté disponible bajo un rótulo que dice BOTA ESQUIMAL, tú no eres de la nieve. Ni por que vayas a la nieve o la nieve se acerque a tilo serás, es uno de aquellos actos per se... Son tus dudas, tu las comes, las acomodas en tu almohada y viven siempre junto a ti, es decir, mejor decóralas, vístelas y calzadlas con lujo, posiblemente piensen en que ya no las detestas y así decidan dejarte para atacar a otro ciudadano dudoso que entre a Orange Blue con el deseo de encontrar algo, pero que terminará, por sus dudas, fijándose en la dudosa, triste y fragante bota esquimal.
Saturday, May 06, 2006
Subjetividad en crisis
Por Fernando Olmos Galleguillos
E
n términos generales, la sociedad en que vivimos es débil en su comprensión de si misma. Es carente de un desarrollo mayor en las subjetividades, y no sólo a nivel social, sino también individual. Como dice Norbert Lechner, en su obra Las sombras del mañana: la dimensión subjetiva de la política, “la subjetividad importa. No sabemos cuánto ni como, pero la vida nos enseña que ella es tan real y relevante como las exigencias de la modernización socio-económica”(1).
La sociedad actual vive en letargo de pensamiento precedido por el caos social. El caos histórico que afecta a Chile por sus últimas tres décadas, mezclado con el individualismo y la segregación de muchos factores llegados recientemente a las entrañas de la identidad local, especialmente en Chile, tienen al país como una sociedad con bajo o casi carente desarrollo de su dimensión política . Lechner y Garretón tratan de demostrar este tema, pero sus esfuerzos van más allá de la comprensión de la realidad como un todo, sino más bien la comprenden como una perspectiva, la cual puede incluso estar formada por los temores propios de los individuos.
Es necesaria la reflexión sobre la política, y mucho más aún, de las políticas que nos afectan a cada uno en el lugar en que vivimos. De cómo se maneja, cómo se mueve y cómo la comprendemos desde nuestros deseos más profundos de subjetividad. Aquella reflexión que crea, ordena, desea y propone dentro de cada uno, un nuevo orden a lo político y, en síntesis, a la vida. Según Norbert Lechner, la subjetividad ayuda a crear la política, alimentándola y eliminando lentamente su “conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado”(2).
Se teoriza que la carencia de subjetividad que tienen las sociedades actuales se debe a la invasión de elementos culturales extranjeros o no propios. De formas de ver el mundo que no pertenecen a la conciencia local, por lo tanto, no permiten un real acercamiento a los temas de importancia. La llegada de la globalización como elemento de distorsión, provocó la hibridación y testimonio confuso de la propia realidad.
A la globalización es posible definirla como la mundialización de las estrategias que poseen diferentes grupos con poder, que tienen injerencia en distintos sectores (3), pero más allá de eso, la globalización ha entrado en la sociedad a exacerbar la dimensión simbólico-expresiva (propia de cada pueblo), reemplazando las orientaciones colectivas de tipo político por el refugio identitario, y la lógica permanente testimonial(4), es decir, se redefinen los pasos a seguir para buscar soluciones y entender el mundo, pero con la incertidumbre de si son correctos y útiles; y peor aún, con el miedo incorporado al pensar común.
El manejo eficiente y sano de nuestros miedos, de nuestras vivencias y de nuestras concepciones del “nosotros” se entrelazan para conformar, junto con los demás miedos y consultas de los por qué de la sociedad, la subjetividad social y la política. Entonces, una sociedad que no tiene identidad, y por lo mismo carencia de elementos comunes para usar como información inteligible, no conversa entre si sobre el sentido que puede tener la convivencia actual y futura.(5), y entonces, deja a la política sin ser tal, no la crea y no la desarrolla. La política necesita esa conformación, pues sino queda relegada por el sólo deseo de los ciudadanos de identificarse como tales y con la gestión eficiente de los negocios de cada día.
El sistema político está en crisis si no existe aquella subjetividad. La subjetividad crea, construye y vuelve más poderosa a la política, porque mezcla sus fundamentos. Por un lado, al pensar muchos en torno a un mismo plan como articulador eficiente y correcto de las necesidades y programas, se legitima el orden, se ostenta poder y se inicia el conflicto con los que no tienen la misma subjetividad. Por lo mismo ya mencionado, es decir, la ausencia de pensamiento crítico-subjetivo en las personas, la política actual está carente de la posibilidad de ver y escuchar a los ciudadanos. Sólo es un vehículo para solucionar problemas, pero no un camino orientador del pensar crítico sobre si mismo, y mucho menos, sobre el rumbo de la identidad personal de cada miembro del grupo social.
En palabras de Mar de Fontcuberta, es “importante conocer la propia identidad, ya que es una condición necesaria para vivir en un mundo que suele confundir demasiado a menudo la identidad con la apariencia”6. El conflicto que nace de la identidad y la eliminación de la rica actividad subjetiva, o mejor dicho, la desverbalización de la misma, tiene consecuencias graves. Mezclando la idea anterior con lo expresado por Lechner, se toca un umbral doloroso e incluso apocalíptico. El mismo Lechner dice que “no se ha hecho suficiente hincapié en un rasgo de la sociedad chilena actual que –y no sólo en la chilena-, no obstante, podría tener consecuencias graves. Néstor Lechner se refiere a cierto bloqueo de los sueños”(7). Con esto, se hace cada vez más complejo organizar día a día la propia vida y generar sentido armonizador de la realidad, quedando en manos de unos pocos el entregar el poder ciudadano y, desde cierto punto, hacer gobernar a ciertos personajes que pensarán por los demás la subjetividades. Es como si la actividad política consistiera en alquilar a alguien para que sueñe por uno. Antes, el imaginar y crear la vida social era complejo y todo se trastocaba con facilidad, en cambio hoy, más bien las cosas funcionan con relativa eficiencia pero no logramos “pensar” su ordenamiento (8) de manera lógica.
El no pensar en lo central o realmente importante ha sido estudiado también por otros autores. Michael Kunczik, en su obra Media giants. Ownership concentration and globalization, menciona, a modo de ironía: “Probablemente hay más personas en el mundo que conocen a Michael Jackson y Rambo, que los que saben quién es el Presidente de los Estados Unidos o el que lidera su propio país” (9). Esta relativa desviación del pensamiento científico, metódico y centrado en las cosas que afectan a si mismo evita el expansionismo, y es al mismo tiempo, legitimador ciego del poder de otros, creando las bases para que los pueblos, incluido Chile, se corporativicen pero sin mayor referencia de sus intereses particulares a un contexto o proyecto nacional (10), políticamente bien pensado.
A la sociedad actual le cuesta proyectar. Mucho más imaginar el futuro. Lechner piensa que si se imaginan diferentes futuros, incluso en un aspecto casi soñador, se pueda mejorar el presente. Aquí se inicia el primer intento de Lechner de demostrar que la política debe ser sustentada en base a las subjetividades. “Sería natural que sobreviva sólo aquel sistema capaz de la mejor adaptación al contexto” (11), lo que no significa que el sistema se autocreará, por lo tanto, aquella lucha de adaptación sólo se sustenta en débiles derroteros de pensamiento. Norbert Lechner dice que la subjetividad y la acción social, la causalidad y el progreso, dejan de ser referentes firmes e indiscutibles de la reflexión (12) durante el siglo veinte. Ya no son sólo el individuo y la sociedad aquellas unidades constructoras -o básicas- que dan identidad y así, determinan funcionalmente el contexto social en que se deben desenvolver los pensares y subjetividades. El ingreso de la ya mencionada globalización y tecnología, han, en parte, propiciado este giro de lo que se tenía entendido como supuesto del orden político y constituyente de la estrategia de poder.
Los cambios en la forma de vivir la vida y en la elaboración teórica pensante han sido demasiado rápidos durante el último siglo. Los códigos mentales sobre los cuales se estructuraba todo, están confusos y resultan complejos y disparatados. No tenemos los códigos, ya sea porque no los hemos sabido capturar o no nos los han dado, para descifrar las transformaciones políticas, económicas, culturales y personales. No se tiene el lenguaje necesario, y todo sigue cambiando, dejando a la gente sin tiempo para procesar los cambios. Las certezas establecidas fueron removidas, e iniciar procesos subjetivos sin una base de identificación sobre quiénes somos y por qué somos es más complejo de lo que parece.
En parte, el ser social actual se percata de su complejo momento. El temor está presente durante casi todo proceso de pensamiento, pero como piensa Norbert Lechner; esto puede no quedarse estancado en ese estadio, sino más bien que los temores se transformen en propósitos, en ser productivos al traducir las carencias en subjetividades que deben ser comunicadas para que el actuar político las recoja y lleve a una etapa de realización.
En Las sombras del mañana, Robert Lechner realiza, en la última parte del libro, un debate sobre el Chile actual que no sabe cómo reconstruirse a si mismo. La propia historia ha posicionado a Chile en la ruta de la confusión, dejando la política desprovista de pensadores que la creen acorde a los tiempos. El caso de Chile, hace pensar que la debilidad del vínculo social (entre los individuos), podría ser producto del cambio cultural. En efecto, ha tenido lugar un proceso acelerado de cambios tanto en las experiencias prácticas de convivir, como en los imaginarios de dicha convivencia. (13). Por esto, queda en evidencia un problema creciente en Chile: el desconocimiento del “nosotros” chileno, vale decir, la identidad propia de los que forman parte de esta tierra.
Lechner culpa, en parte, de los daños a este conocimiento del “nosotros” chileno, a la globalización, a los procesos de individualización de las actividades y de los sentimientos, de la sólida sociedad de mercado que impera en el país con un consumo elevadísimo, sumado a eso la influencia de la comunicación social. Esta suma de factores, que han llegado rápido a la conciencia social, provocó una trizadura en la comprensión de dónde venimos, quiénes somos y por qué vivimos tal cual nos vemos.
Toda sociedad se reconoce a sí misma por medio de un imaginario social (14). En el caso de Chile, la precaria experiencia de sociedad, estaría asociada a un débil imaginario del “nosotros”, así como la fragilidad del imaginario democrático (15). No sabemos cómo es nuestra democracia, la mayoría la desconoce y así no la puede criticar. Es una paradoja legal y a la vez que se legitima sin razón. El ponerse “la camiseta de lo chileno” no es chilenidad; debería ir más allá y conocernos a nosotros mismos.
De la lucha entre el hacer política en base a las subjetividades, y que la política nos de una mano para ir renovando a las mismas, nace la clave para sentirse realmente parte del todo social. De crear memoria común, imaginarios, de pensares; y reformular, en parte, el pasado, depende la democracia y su real efectividad. Si nos quedamos sentados esperando que otros nos hagan los pensamientos e imaginen nuestras carencias, permitimos la dictadura democrática, y con ello, el uso de disfraces para tener poder. Mentira y democracia no van de la mano, más bien se niegan y, lo que es peor, se destruyen.
Bibliografía
(1) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 43.
(2) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 8.
(3) Miguel de Bustos, Juan Carlos. “Los grupos multimedia”. Bosch Comunicación. Barcelona, 1993. Página 126.
(4) Garretón M, Manuel Antonio. “La sociedad en que vivi(re)mos. Introducción sociológica al cambio de siglo. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2000. Página 118.
(5) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 13.
(6) Mar de Fontcuberta, “La identidad regional de los medios”, Revista Cuadernos de Información, Pontificia Universidad Católica de Chile, n°12, 1997, Pág. 45.
(7) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 76.
(8) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 93.
(9) Kunczik, Michael. “Media giants. Ownership concentration and globalization”. (Ejemplar biblioteca de Periodismo Universidad de Santiago de Chile), página 30.
(10) Garretón M, Manuel Antonio. “La sociedad en que vivi(re)mos. Introducción sociológica al cambio de siglo. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2000. Página 175.
(11) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 19.
(12) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 18.
(13) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 99.
(14) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 114.
(15) Lechner, Norbert. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones. Santiago de Chile, 2002. Página 114.
Globalización e Identidad
Por Fernando Olmos Galleguillos
Existen determinados ciclos en la historia de la humanidad que provocan cambios radicales en la forma de comprender, usar y convivir con el mundo. Por ejemplo, en la antigüedad, fundamentalmente en Europa, la vida estaba establecida por el poder del feudo. En otro momento histórico, se creyó que el mundo sólo era los dominios conocidos –antes del descubrimiento de América- pero un determinado suceso, hizo cambiar esa idea. E incluso más que eso: modificó el presente y el futuro. Este trabajo describe, en parte, un fenómeno de aparición reciente junto a un concepto propio de toda sociedad. Me refiero, a la globalización y a la identidad, respectivamente.
Para comenzar, se iniciará una explicación sobre los orígenes, motivos, proyección y características de los dos términos centrales sobre los que versa este trabajo. Posteriormente, se inicia el debate relativo a la lucha que existe entre ambos y cómo afectan a las sociedades del mundo. A ese poder soterrado que ejerce la identidad sobre la globalización, y al mismo tiempo, ésta última sobre la identidad.
¿Qué es la globalización?
En términos sencillos se podría decir que la globalización es la mundialización de las estrategias de los grupos en los diferentes sectores1. Un fenómeno que no es internacionalización, sino una forma de comprender y vivir el mundo de manera homogénea. La globalización actúa en todas las áreas del quehacer humano, pero tiene ciertos sectores favoritos en las que es más evidente; la economía y la generalización de identidades y culturas.
La globalización nace por diferentes razones. Es la conformación de una especie de “caldo primitivo” –al igual que en los comienzos de la Tierra- que contiene procesos sociales, económicos y culturales. Se destaca, dentro de este apoyo al surgimiento de la globalización, la aparición de las tecnologías de la comunicación e información, los cambios en la concepción empresarial del “Primer Mundo”, la caída del muro de Berlín, entre otras muchas razones.
Otra razón de la globalización es el aumento de uniones entre empresas. Por ejemplo, en el área de las comunicaciones, grandes grupos empresariales se multiplican internacionalmente. Esto afecta a la prensa diaria, periódicos, producción de programas, programación de radio y TV, publicidad, bancos de datos, edición discográfica, entre otros.2
En palabras de Kart Marx y de Friedrich Engels, citadas por Michael Kunczik: “la industria moderna ha establecido el mercado mundial”. La severidad y relevancia de la afirmación cae sobre todos los conceptos culposos de la afección de la globalización. Esta afección no sólo se refiere a la expansión del intercambio, entendido en términos simples, entre países, pero que día a día se vuelve teórico e idealista en pos de un mercado perfecto pro capitales. Cuando la globalización se toma desde el prisma económico, a veces se la define mal. La globalización económica no es un proceso basado en políticas de liberalización y descontrol de los estados industriales, es más bien la dispersión por el globo de los procesos que intervienen la generación, producción, gestión y dispersión de productos.
La globalización, entendida en pleno siglo XXI, es más que un fenómeno económico que afecta a la mayoría de los rincones del planeta. Va más allá de empresas transnacionales con sedes desde Alaska, el Medio Oriente, Santiago de Chile hasta las islas del Mediterráneo. La globalización está comprendida como un fenómeno realmente monstruoso. La globalización se refiere a la comprensión del mundo, y a la intensificación de la idea, concientemente, del concepto mundo como un todo”. 3
Tras la irrupción de la globalización en todo el mundo, se suele pensar que las ideas están igualadas en todos los humanos. El que todos piensen y actúen igual y muevan sus decisiones por un mismo camino es casi una tesis, pero que tiene su estado del arte muy débil en lo referido al ataque o negación antiglobalista que ejerce, con dolor, la identidad propia de cada pueblo, comunidad y agrupación dondequiera se analice. La globalización nace casi como una ideología con un fin mayor: el capitalismo desenfrenado. Es decir, se mueve a favor del consumo, el despilfarro y el gasto pro beneficios similares a los del primer mundo. Es la quimérica idea de crear una “aldea global” con sana convivencia en que todos salgan beneficiados.
La noción de aldea global es de Marshall McLuhan. Según McLuhan, la aldea global fue creada, fundamentalmente, por los medios de comunicación4. McLuhan aclara que con la rapidez de los medios de comunicación actuales, creados por la tecnología, el mundo se convirtió en una versión extrapolada de lo que conocemos por aldea. Donde cualquier fenómeno afecta a todos por igual en el mismo momento. Marshall McLuhan, en su libro “El medio es el masaje” sienta las bases sobre la aldea global y la afección del entorno -en este caso el medial- a los sujetos del mundo.
En términos concretos la globalización no significa la formación de un tipo de gobierno único para todo el mundo, pero si la uniformidad en el desarrollo de conciencias5 y, con problema aún, de identidad. La globalización es un proceso de cambio que tiene efecto en la humanidad como un todo, como una aldea común sin intervenciones de nuevas identidades, donde las fronteras de los países, reinos, sultanatos y culturas cumplen sólo un rol subordinado y de contextualización geopolítica.
Consecuencias de la globalización
En una breve revisión que realicé en noticias de Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá, mediante el sistema –también global- Google, y su versión más específica GoogleNews, descubrí que al referirse a cómo afecta este nuevo fenómeno a cada pueblo, la mayoría de las fuentes usaron palabras como cruel, maquiavélica, desenfrenada, enfermedad y muerte de identidad. Me nace la pregunta: Si se piensa tan fervorosamente, ¿por qué continúa como EL MODELO?
El modelo continúa porque a los que beneficia, por el sector económico, tienen el poder. Son los regentes, comandantes y señores feudales de la actual aldea global. Son ellos los que han llevado a cabo las consecuencias de la globalización. Ellos levantaron las “ciudades globales” que son centros económicos y financieros que monopolizan buena parte de las actividades económicas formales; se produce a su vez el surgimiento de subcentros regionales, versiones menores de las ciudades globales. Así nacen problemas de lucha entre los que pertenecen y los que no pertenecen a aquellas ciudades. Se centra la discusión en los conflictos étnicos y de clases, es decir, comienzan los cruces imperfectos de la globalización con la identidad.6
Aparte de esas luchas nacen las entre clases. Entre el grupo alto, que son los dueños del capital o poseedores del poder –de cualquier-, el grupo de los trabajadores que están en un escalafón intermedio y en pugna por no pertenecer y no gozar del todo de los beneficios de la pompa que ofrece la globalización; y los de un tercer grupo que ni siquiera tienen cabida en el mundo actual y están completamente afuera del proceso social. La identidad ya está instalada en nuestro debate. Como víctima y victimaria al mismo tiempo, la identidad disputa su prevalencia para luchar con símbolos importados y extraño.. Es la lucha contra el gigante, pensando y la mayoría de las veces creyendo, que si se le persigue se está actuando como enemigo de tu propia aldea. El lugar que Marshall McLuhan llamó aldea global.
La globalización busca homogeneizar. Es ahí cuando los humanos, o mejor dicho, los seres sociales deben incorporar las identidades. Usar la identidad y crearla mediante el pensamiento propio. Pensamiento que debe nacer en los lugares simbólicos, comunicacionalmente uniformes y al mismo tiempo sencillos en su aplicación a los usuarios. La comunicación logra el nacimiento y/o establecimiento de la identidad. La procesa, modifica, regenera y recicla según las necesidades sociales de los sujetos que se comunican.
Identidad: Única culturalmente mas no generalista
La identidad trata sobre el quién soy, quiénes somos y cómo nos constituimos. Es lo que constituye a una sociedad y la diferencia de otras.
Según un estudio realizado por los chilenos María Cristina Millaray y LLanquileo Romero, titulado La identidad cultural en los procesos de modernización: un análisis de los cambios de nombres en sujetos mapuche7, existe una subdivisión de lo que se entiende por identidad. En las consideraciones generales del estudio queda en claro que la identidad contiene dos dimensiones relacionadas entre si mismas: social o colectiva y la personal o individual. Con esta consideración, queda expuesto que la identidad es un fenómeno bidimensional, sujeto con el sostén de la historia como fundamento para su comprensión y permanencia en el tiempo y en la sociedad. Es ahí donde la identidad se vuelve tal, gracias a la comunicación (comunicación de masas). La sociedad usa sus identidades para saber su procedencia, su presencia y su porvenir. El principal problema es…
El problema
…que la misma identidad no puede hacerse cargo de su anulación luego de que una nueva identidad llega para instalarse sobre ella, negarla y borrar recuerdos, historia y lo nomenclado como propiedad. Es lo que actualmente viven la mayoría de las sociedades del mundo a causa de la globalización. Franceses, chilenos, ingleses, bolivianos, suahilíes, e incluso el mismo pueblo estadounidense –llamado el manipulador de esta nueva identidad única denominada vagamente globalización- no están exentos de la rapidez de los medios, de la invasión estrepitosa de nuevos quehaceres, nuevos nombres, representaciones de la realidad, historicidades y pensares.
Un problema al que se ve sometido el hombre moderno es a darle un simbolismo a la memoria social, que es casi inoperante, sobre todo en la juventud. Es la memoria social la que logra preservar, legitimar e integrar los elementos identificadores de las comunidades. Al existir una nueva visión –la globalización- ¿cómo se logra el mantener algo que no se ha tenido? ¿Cómo se preserva lo inexistente? Ni siquiera la nueva ideología cumple su esencia que es ser casi un pegamento que une patrones de comportamiento, ideas y deseos de los que planearon al grupo, para posteriormente servir de guía a las generaciones futuras. Todo esto, porque no hay elementos para juntar y mucho menos ordenar. La nueva ideología del mundo global es altamente entrópica. Lleva a sus sustentadores, es decir, las sociedades, a la confusión general y al descrédito entre si mismas, a pesar de verse enfrentadas a la misma raíz generadora de caos.
Cuando comienza aquel desorden, se perciben las heridas en las instituciones culturales propias de toda sociedad, vale decir, las familias, el trabajo, el Estado como tal, la educación legal y la consuetudinaria, la religión y una variada gama de escenarios sociales.
La globalización no puede caminar armónicamente de la mano con las identidades particulares del mundo. Hay una carencia de lenguaje simbólico para llegar al meollo de cada identidad y así no causar daño. ¿Es acaso una violación entre identidades el fenómeno del que somos parte? ¿No es entonces un capricho desear hacer futuro sin tener pasado y, a lo más, ser dueños de un presente inestable? Es necesario un discurso para interpretar la realidad de manera única sin recordar lo que decía el decálogo de la “anterior y vilipendiada identidad pasada”.
Quizás la solución del problema pasa por crear las instancias históricas, sociales y políticas que permitan asumir la nueva realidad de “falta de identidad” en, valga la redundancia, la nueva identidad. Se debe buscar el asumir la pluralidad como eje de los pueblos, desde el aspecto más legalista; tal cual lo hizo Colombia a partir de la constitución política de 1991. Se trata de transformar las estructuras para que la práctica de la diversidad sea posible sin caer en la desfachatez de disfrazar viejas políticas centralistas y patrimoniales con nuevas palabras como participación, diversidad cultural, descentralización8.
Las nuevas sociedades invadidas deben tener la capacidad de asumir la irrupción de esta identidad sin identidad. Asimilar y hacer propia una idea ajena no es sencillo, pero matizándola con los pensares propios y no permitiendo avanzar la incertidumbre puede ser algo más fácil.
Todos se ven afectados en algún momento por la lucha que sostienen la globalización y la identidad. Todos estamos sujetos al vaivén del mundo global. La mundialización les da a los países extremadamente ricos nuevas oportunidades para ganar dinero de manera más rápida, mientras que su rostro paradojal se deja sentir excluyendo a dos tercios de la población mundial.
¿Dominación o dependencia? He ahí un dilema
En el inconsciente ideológico de la globalización se sustenta la idea de integración global y el mundo sin fronteras9. Es como la ética humana: es muy sencilla de verbalizar y usarla como careta de actividades a favor del beneficio personal. Más que funcionar como una idea madre –o central- la globalización significa para algunos, como dije anteriormente, la aniquilación de sus identidades e irrupción violenta sobre la idea central que ya se tenía sobre el mundo.
Los pueblos se vuelven dependientes de la idea recién llegada. Le toman “el gustito” y redondean el concepto capturándolo desde el lado más sencillo: el consumo. Existen coaliciones internacionales que están a favor del trabajo y diversificación de sus áreas de interés por todo el mundo. Estas son vendedoras de productos innecesarios pero presentados como el bien. Por ejemplo, el mercado multimillonario de las bebidas cola. Se vuelcan todos los esfuerzos para que los niños del mundo consuman más bebida que leche, todo para obtener el máximo rendimiento con el mínimo gasto. Es el momento en que se obtiene el placer más que la necesidad; por eso se cuestiona si la globalización es dominación o dependencia.
El conflicto de identidad alrededor del mundo
Es importante conocer la propia identidad, ya que es una condición necesaria para vivir en un mundo que suele confundir demasiado a menudo la identidad con la apariencia10.
Todo el globo se ve afectado por la pugna que ejerce silenciosamente la identidad contra la globalización. El mundo –o sociedad- híbrido, llamado así por García-Canclini puntualiza ese aspecto dinámico y conflictivo de la nueva sociedad planetaria que construye identidades imperfectas con la misma velocidad que un ensamblador de robots en Hong Kong arma en serie.
El nuevo mundo, o mejor dicho el actual, se refiere al planeta organizado en relación sociedades modernas complejas debido al entrecruzamiento de signos, símbolos y culturas. Es el caso, muy evidente, de Latinoamérica que está compuesta por aquel componente indígena, del movimiento hispánico católico y de las acciones políticas y comunicacionales modernas11 que afectan también al resto del globo.
En América Latina existe la tendencia a ver la modernidad como un eco diferido y deficiente de los países centrales12. El modernismo latinoamericano es fundacional, aspiracional y altamente mezclado. En casas de la burguesía y de sectores medios con alto nivel educativo de Lima, Bogotá, Santiago de Chile, Buenos Aires y muchas otras ciudades coexisten bibliotecas multilingües y artesanías indígenas, cablevisión y antenas parabólicas con mobiliario colonial, las revistas que informan cómo realizar mejor especulación financiera y, por atrás, ritos familiares y religiosos centenarios13. García-Cancilini describe esta situación en su libro Culturas híbridas, como una representación de heterogeneidad multitemporal de la cultura moderna.
Si bien es cierto, una de las zonas que más complicaciones siente al ser coartada, invadida y, al fin de cuentas, globalizada, es América Latina y la Norteamérica indígena (minorías indígenas en Canadá, Alaska y los Estados Unidos sufren la hibridación producida por la llegada de las nuevas formas). Sin embargo, otras zonas geográficas se resienten igual o mayormente por la globalización o, usando a Canclini como resultado efectista del proceso globalizante: la hibridación de sus culturas locales. Tema que trataré con ejemplos particulares más adelante.
Mientras tanto, hay ciertos campos culturales en que sí es posible sintetizar o denominar como estándar internacional. La cultura occidental en ciertas áreas ha sido asimilada sin problemas en parte gracias al cine, la televisión y la música. Los jeans, cigarrillos, comida rápida, marcas, la McDonaldización y una gran variedad de productos ya son parte de la costumbre planetaria. Como está citado por Michael Kunczik: “Probablemente hay más personas en el mundo que conocen a Michael Jackson y Rambo, que los que saben quién es el Presidente de los Estados Unidos o el que lidera su propio país”14.
La cultura global ha encapsulado los poderes y los focaliza en grandes ciudades, como las mencionadas hace algunos momentos, en que ocurre todo lo relacionado en torno a algún tema. Es como el mundo del cine que se instaló en la localidad de Hollywood en Los Ángeles, Estados Unidos; y el mundo de la moda en París, Milano y Roma. El hecho de que se deba acudir a determinados lugares inicia un nuevo rumbo en la comprensión del mundo, y, quizás uno de los efectos más evidentes y catastróficos al mismo tiempo, es la lucha de identidad por el idioma. Los lenguajes son el alma nacional o la fuente de las subjetividades de cada pueblo. Cuando comenzó la globalización se pensó que varios idiomas podrían convivir en armonía, pero la resultante fue que el inglés se convirtiera en la lengua mundial, a pesar de ser superada por el chino mandarín. El inglés ostenta el récord de ser el idioma más ampliamente difundido. Cuando representantes de diversas comunidades se reúnen, conversan en inglés15.
El disfraz de democrático es la excusa perfecta para homogeneizar. En Latinoamérica los deseos de anglosajonizar son evidentes, pero la precariedad material limita los alcances de los anhelos de modernidad16.
Los países asiáticos luchan con fuerza para no ser absorbidos por la globalización cultural proveniente de Occidente. Sin embargo, se muestran muy favorables a la globalización que tiene como eje la economía. Esta última situación es muy evidente en India, China, Japón y Corea del Sur. Los pueblos asiáticos no quieren quedar desnudos de su identidad y verse de pronto en el centro del discurso cargado de sexo, violencia y valores no orientales, propios de la cultura occidental, es decir, volver a Oriente un mercado, y a la vez, parte del pensamiento del lado contrario del globo.
En Europa, la organización y buen estado de las relaciones diplomáticas entre los países ha permitido la unión de varios de ellos en la ya famosa Unión Europea. Esta comunión favorece los lazos económicos, culturales y diplomáticos entre todas las naciones con membresía, pero elimina paulatinamente las identidades culturales propias de cada comunidad. Sin embargo, han creado en conjunto una ideología común, de consenso, sobre cómo entender la globalización proveniente de “América”, entendiendo aquello por el imperialismo norteamericano. Al mismo tiempo que desarrollan estrategias para iniciar una globalización europeizante.
El debate sobre la pérdida de la identidad bajo el yugo de la influencia de la cultura de masas estadounidense, está presente desde hace bastante tiempo. Esto último, con gran fuerza y cohesión entre los ciudadanos y habitantes de Francia, a pesar de que ellos como nación ponen un fuerte énfasis en exportar su cultura al resto del mundo. Cuando después de la Segunda Guerra Mundial, la transnacional Coca-Cola al mercado francés con slogans que eliminaban ciertas identidades de la lengua francesa fueron coartados porque el aviso violaría la conciencia gramatical de la lengua francófona, que es “patrimonio francés”.
La nación gala comprendió que si no exigía el cuidado de su identidad cultural, serían absorbidos. Es una identidad entendida como la conciencia de qué es uno mismo y lo que son los otros, sin confundirla con xenofobia, el racismo o, simplemente, el miedo a la diferencia. La identidad y la alteridad son fenómenos solidarios, inconcebibles el uno sin el otro y que no permiten establecer una primacía entre ellos17.
En Francia se modificó la constitución determinando que “la langue de la République est la français” (La lengua de la república es el francés), argumentando que la ley era necesaria porque la identidad cultural de la gente dependía del lenguaje y que los valores culturales eran más importantes que las leyes del mercado. Esta es una iniciativa en contra del uso tan mundializado de usar anglicismos.
No sólo Francia ha iniciado propuestas de ese tenor. La comunidad escandinava –constituida por Finlandia, Suecia, Dinamarca, Groenlandia, Noruega, Estonia, Lituania y Letonia- han creado políticas comunes para desarrollar y preservar la identidad escandinava.
La globalización en los medios
Aunque la globalización ocurre sólo en algunos sectores de los medios, como en el cine, la música, enciclopedias, libros de especialización científica y literatura, existe también la fragmentación. Hay límites para la internacionalización de todos los contenidos. Las grandes transnacionales estudian qué conviene informar, cómo y por qué. Es decir, una película que demuestre que la cultura norteamericana no es provechosa, no será difundida en exceso y con marketing excesivo, como sí lo será una en que los resultados sean favorables para la “nueva cultura y bienestar mundial”.
Aunque en cada momento el nivel de costos de informar a todo el mundo es menor, sigue siendo uno de los negocios más rentables del mundo. Esto se explica por la necesidad inherente de buscar información.
Los medios caen al mismo tiempo en la entrega parcial, débil y condicionada de información. Es como dice el sociólogo Tomás Moulián, la estrategia de la pseudopolítica llevada a la pantalla. Las series norteamericanas copan cientos de horas preciosas en muchas cadenas televisoras alrededor del mundo. Series como Baywatch, Friends, Sex and the city y muchas más, son modelo a copiar por habitantes lejanos a la realidad mostrada. Los países, en su mayoría, aún no reaccionan con rapidez a la invasión, mientras que el mercado es más veloz y sigue pisoteando al débil.
E incluso, pisotea seleccionando a los aplastados. Se han creado compañías transnacionales que segmentan sus datos e información a públicos específicos. La idea es brillante desde el punto de vista de especialización profesional, selección de detalles oportunos y democratización de las elecciones. Sin embargo, es la canalización y automatización del intento reproductor de la globalización. Cadenas mundiales como MTV (Music Televisión) llegan a más de 270 millones de hogares en todo el mundo18. La cadena de televisión MTV está enfocada a un público juvenil y consumista, que ve ante sus ojos el modelo de capitales que fluyen con total naturalidad. Otras cadenas son Sony, Warner, HBO, Hallmark, CNN y NBC, por mencionar algunas. Todas con un objetivo claro de ser los encargados de educar, informar y entretener; pero tras el comando de esas verdaderas empresas de la comunicación hay un grupo de ideólogos que mueven la realidad en caminos de “entendimiento global” para todos los habitantes del planeta: destinatarios llamados a ser el aire que mantiene inflado el globo.
Los anteriores son sólo ejemplos, pero es de esta manera como se mueve actualmente el mundo medial, aquel que lejos de cumplir la función de informar con imparcialidad, lleva al mundo a una ideología única llamada globalización.
Actualmente vivimos siendo parte de una cultura que está mundializada, y que subestima lo nacional, propio, autóctono y no global. La identidad actual está empadronada por la presencia de la cultura globalizada, aquella de Internet e información rápida. La identidad es y será siempre la sumatoria de muchos elementos que identifican a ciertos individuos. La identidad y la hibridación de la misma, hoy en pleno año 2006, son el sueño imaginario de una uniformidad y homogeneidad para todo el planeta.
Se ha mostrado en este trabajo que muchos individuos, y junto a ellos sus respectivas comunidades, cuando se confrontan a la paradojal mezcla de la dominación cultural y dominación económica política, reaccionan de manera confusa, molesta e incómoda.. Aparecen nuevos caminos para enfrentar la dominación entre quienes la ejercen y quienes la resisten y padecen.
El nuevo imperio global puede de todas formas caminar en un buen sentido si respeta, aunque sea paradojal, los deseos más profundos de cada identidad comunitaria, que a través de movimientos sociales, ciudadanos, heterogéneos y pluralistas, estudien, analicen y proyecten ideas para vivir de mejor manera con los deseos y creaciones extranjeras que llegan con la intención de obtener permiso de residencia vitalicia.
La sociedad debe comprender que los cambios en la comprensión del medio, y en este caso del mundo, son inevitables. Se deben mover los intereses en pos del bienestar y crecimiento igualitario de los pueblos, sin mermar sus concepciones, deseos, aspiraciones y recursos, por el deseo del más poderoso que comanda a los globianos, por llamar de alguna forma a los nuevos habitantes del mundo.
La sociedad mundial está llamada a ser el aire del globo. Sin embargo, no debe olvidar que para ser parte de la aldea debe asumirse como habitante del mundo, y por consiguiente, como un aldeano más, que ve ante sus ojos la que parece una pelea sin fin entre los dos grandes titanes: la identidad y la globalización.
Bibliografía
(1) Miguel de Bustos, J.Carlos, “Los grupos multimedia”. Ejemplar Escuela de Periodismo USACH . Pág. 126
(2) Miguel de Bustos, J. Carlos. “Los grupos multimedia”. Ejemplar Escuela de Periodismo USACH . Pág 128.
(3) Robert Robertson citado en Kunczik, Michael. “Media giants. Ownership concentration and globalisation”. Ejemplar Escuela de Periodismo USACH . Pág 28.
(4) Marshall McLuhan citado en Kunczik, Michael. “Media giants. Ownership concentration and globalization”. Ejemplar Escuela de Periodismo USACH pág 28.
(5) Kunczik, Michael. “Media giants. Ownsership concentration and globalisation”. Ejemplar Escuela de Periodismo USACH pág 29.
(6) Ianni, Octavio. “Teorías de la globalización”. Editores Siglo XXI, México 1996. (Internet)
(7) Millaray, Ma. Cristina., Romero, Llanquileo. “La identidad cultural en los procesos de modernización: un análisis de los cambios de nombre en sujetos mapuche 1970-1990”. Ensayo en el marco del programa de investigadores jóvenes en Ciencias Sociales del Sur”. PUC, 1995.
(8) Ochoa Gautier Ana, y Barber o’ Jesús Martín. Ensayo: “Políticas de multiculturalidad y desubicaciones de lo popular”. Internet en PDF.
(9) Gaggini de Rühlemann, Patricia. Ensayo: “Globalización”. Internet en PDF.
(10) Mar de Fontcuberta, “La identidad regional de los medios”, Revista Cuadernos de Información, Pontificia Universidad Católica de Chile, n°12, 1997, pág 45.
(11) García Canclini, Néstor. “Culturas híbridas”.
(12) Perry Anderson, “Modernity and revolution” citado en García Canclini, Néstor. “Culturas híbridas”.
(13) García Canclini, Néstor. “Culturas híbridas”. Ejemplar Escuela de Periodismo USACH. pág 71.
(14) Kunczik, Michael. “Media giants. Ownership concentration and globalisation”. Ejemplar Escuela de Periodismo USACH. Página 33
(15) Kunczik, Michael. “Media giants. Ownership concentration and globalisation”. Ejemplar Escuela de Periodismo USACH. Página 30
(16) Castellanos Melo, Guillermo. “Identidad y multiculturalidad en América Latina”. Pontificia Universidad Javeriana. Revista Universitas humanística n°51, año 2004.
(17) Bassaud, Michael. “Cultura y regiones de Europa”, citado por Cristián Antoine en Ensayo. “Globalización hoy”, www.tematiz.64años.edu.uy/gloch.html
Bienvenidos al circo
Por Fernando Olmos Galleguillos
Los procedimientos para iniciar una discusión sobre política son controversiales entre los analistas. Algunos discrepan sobre su origen, su función, su praxis e incluso su utilidad y proyección. El primer paso o vehículo para comprender política es su existencia en todo ámbito del quehacer social, dejándolo por ahora circunscrito al ámbito de las relaciones humanas. Aunque como se ha estudiado, los conglomerados animales, e incluso celulares tienen políticas de cohesión, trabajo y cooperación mutua. Este trabajo con características de ensayo bosqueja la política actual y su comprensión como tal por parte de los ciudadanos afectos a la desinformación o nueva clase de hacer política –denominada por Tomás Moulián- como seudopolítica.
Para comprender cómo ven los ciudadanos comunes la definición de política, se les consultó. Todos crean su propia definición a partir de la vivencia que experimentan en interacción con los medios de comunicación y con sus pares. En este caso, para definir política, la pedagogía medial o aquella educación de civilidad no funciona. Veamos el porqué: algunos respondieron que era la sección de los diarios en que se publican “cosas” del gobierno. Otros buscaron el origen más romántico del asunto diciendo que era aquello que “nos heredaron los griegos”, y los más prácticos generalizaron el concepto con el triste, pero no menos cierto, escenario de “la pelea entre los que quieren tener más beneficios o poder”. Tal como se pregunta Tomás Moulián en su libro De la política letrada a la política analfabeta, nace una pregunta con difícil solución: ¿Por qué no se conoce con claridad un tema en que participamos día a día?
La política es una práctica que requiere necesariamente la reflexión sobre si misma. Pensarla, proyectarla y nutrirla con más elementos. Es ese el paso que los medios, en conjunto con algunos de los que buscan el poder, han bloqueado o desechado del ideario colectivo. Se presenta la política como una farándula o galería de personajes con proximidad, carisma, empatía y sonrisas. En su libro, Tomás Moulián ironiza con el actual alcalde de Santiago, Raúl Alcaíno, por su discurso desprovisto de propuestas –a la usanza lavinista- pero cargado de símbolos carentes de contenido, como mostrarse como “el ingeniero” o como el “que se la puede igual que tú”. Es un ejemplo de la actual pseudo política, aquella que crea conflictos grandilocuentes pero falsos, que pasan a constituir un nuevo circo: la entretención política.
La mayoría de los políticos actuales intentan desvincularse del nombre de políticos, ¿no suena paradojal? Todos buscan el mostrarse como ciudadanos comunes y corrientes, homologados al que no conoce de ellos y, en teoría, espera saber qué le ofrece o qué plantea por y para ellos; considerando que su fin principal es el bien común.
Aquel bloqueo del contenido, es el actual rostro de la política en la mayoría del mundo. Tomás Moulián habla de dos clases de políticas: la letrada y la analfabeta. La primera está orientada a un discurso con las funciones de teorizar sobre si misma, diagnosticar el presente y la contemporaneidad, y al mismo tiempo generar ideas de recambio para el futuro. La segunda, es decir, la analfabeta, busca presentar a la política como un híbrido no político, sólo como un tipo de acción social cuya validez no es argumentativa sino sólo carismática. Es el paso de lo crucial a lo pagano, de lo que importante al desecho. Este tipo de política está desprovista de fuerza argumentativa y, mucho menos, de referencias explícitas al futuro. Avanza para capturar poder, no avanza mostrando en cómo se logra ni para qué se consigue poder. De esta forma la acción política se deslegitima, se vuelve un espectáculo que entretiene, da para curiosear y no para buscar soluciones estructurales concretas a los problemas de la convivencia social.
El descrédito del ámbito político
El mismo escenario creado por los actores de la política los dejó frente al descrédito: sin vítores ni aplausos. La mala consideración de los partidos políticos e incluso de organizaciones sencillas en torno a ideales menores, es en parte el resultado de la carencia de ideologías, como dice nuevamente Moulián: la aceptación, como natural, del orden social. El valle en que está sembrando la política hoy en día puede resultar fértil, pero niega otras posibilidades, las esconde y no permite que broten. Sólo se mira como fuente de soluciones al modelo actual, y se desacredita cualquier intento de teorizar o vislumbrar nuevas bases para un futuro, es decir, estamos en presencia de aquella política analfabeta, ¿o sería mejor decir analfabeta funcional?
Se pasa fácil de la ausencia de argumentos a la unidireccionalidad de los mismos. Moulián retorna a la idea del lavinismo para comprender cómo está entablado el escenario. Recurre a su definición de demagogia, quedando frente al discurso del mismo señor Joaquín Lavín, que con promesas de cambio, puerta giratoria y los problemas reales y concretos de la gente; cayó en su propia trampa. Moulián se pregunta: El principal rasgo constituyente del discurso del señor Lavín es la demagogia, ¿de qué otra forma se puede calificar a un conservador –de ultraderecha- que ha convertido el slogan del cambio en su principal oferta política? Se está frente a un híbrido que manipula argumentos sin importar la ideología que lo precede. Algo así como dijo algún día la actual presidenta de Chile, Michelle Bachelet, a Sebastián Piñera durante la campaña presidencial 2005-2006: “Está haciendo un travestismo político”.
La política hoy está manipulada por los mismos que la hacen. La mueven y presentan de determinada manera a los medios, fundamentalmente a la televisión, la que convierte a la realidad compleja en algo trivial. Es eso lo que los ciudadanos capturan cuando están en casa, es lo que comprenden de política, y tal como dijo uno de los señores a los que se consultó por cómo la entendían: El chiste de los que quieren más poder. ¿No es en el circo donde se escuchan los chistes?
El respetable público del circo se da cuenta de la manipulación. El show en algún momento comienza a bajar su calidad y el precio se torna impagable. Comienzan los abucheos y se pide el desembolso del dinero… pero queda abierta la interrogante: Aquel político que está arriba del trapecio, entreteniendo y llenando de brillos la carpa social, cuando caiga o decida bajar, ¿seguirá la vía de la política letrada, de la analfabeta o simplemente se golpeará con su demagogia?
Fernando Olmos Galleguillos